7.- Noche de angustia

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Un pequeño sollozo salió de sus labios

Sin poder evitarlo las lágrimas resbalaron sobre sus mejillas de forma pesada tornándolas algo rojas sin embargo reprimió cualquier otro ruido, no podía demostrar debilidad en esos momentos

¿Pero como no hacerlo?

La penumbra tan oscura de la noche se alzaba sobre ella, los recuerdos tan vividos de una noche igual en casi las mismas condiciones la asaltaron trayéndole una angustia horrible que se apoderaba de su pecho

Miró la luna apenas visible entre las nubes dando un mínimo de luz, con el pequeño farol de mano que tenía en la misma apenas y alcanzaba a distinguir alrededor de un metro de suelo después del pórtico donde se encontraba sentada

Volvió a mirar la posición de la luna, debía ser alrededor de media noche pues estaba en su punto más alto así que solo le quedó esperar sin embargo su boca la traicionó dejando salir otro pequeño sollozo, se tapó los labios con la mano esperando que no fuera escuchado pero como todas las cosas que habían salido mal esa noche su ruego no fue cumplido llamando la atención de quien Nezuko había luchado desesperadamente porque no la escuchara

—¿mamá?— la pequeña vocecita de su hijo mayor de apenas cinco años de edad la alertó —¿estás llorando?

—N-no... no es nada— Nezuko se limpió las lágrimas con la manga de su kimono en un movimiento brusco

—¿es por papá....?

Para tener una edad tan corta, su pequeño hijo era realmente analítico

—No es nada— Nezuko replicó —vuelve a dormir

El niño negó con la cabeza tallándose los ojos en un intento por quitarse el sueño observando más a fondo la situación que se desarrollaba

Su madre estaba sentada sobre un cojín en el suelo frente a la puerta entreabierta de madera que estaba en la entrada de la casa con solo un pequeño farol que contenía una vela adentro recargado sobre el suelo frente a ella, estaba sollozando en silencio limpiándose las mejillas con una mano mientras que con la otra se aferraba a la pequeña manita de su hermana menor sin intención de soltarla, misma que estaba acurrucada y profundamente dormida en otro cojín al lado de ella

El pequeño niño se preguntó lo que pasaba sin embargo sin indagar mucho supo que se debía a la ausencia de su padre lo que tenía a su madre en ese estado de tristeza

Nezuko miró a su hijo mirarla con tristeza, no estaba segura si el niño sabía que era lo que estaba pasando pero el siempre había sido bastante empatizo con las emociones de los demás así que supuso que estaría mal por verla llorar, retuvo las lágrimas lo mejor que pudo y le mostró una sonrisa pequeña intentando decirle que no se preocupara, lo miró irse de su lugar y si bien Nezuko pensó que su hijo volvería a dormir a su habitación descartó la idea enseguida al verlo llegar con un cojín de nuevo y ponerlo del otro lado de ella que no era ocupado por su otra hija pequeña

El niño se sentó acurrucándose en el hombro de si madre apenas alcanzado por su pequeña estatura

Nezuko soltó otro sollozo sin poder retenerlo, esa angustia que llenaba su pecho ahora al saberse plenamente consciente de la situación, saberse sola, en una situación tan vulnerable como sus dos pequeños hijos cada uno a los costados de ella y con el tercero en camino notándose en su abultado vientre que apenas la dejaba sentarse con comodidad hizo que su pecho diera una punzada dolorosa

—no llores– sollozó el niño sorprendiéndola —si lloras entonces yo voy a llorar— dijo con sentimiento reflejado en sus ojos llenos de lagrimas al saber a su madre angustiada

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