24.- Para él

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Zenitsu miró la escena que ocurría frente a sus ojos

Su amada Nezuko

Aquella niña que se había ganado su corazón sollozaba aferrándose al cuerpo del que era su mejor amigo y propio hermano de la pelinegra, al menos llevaba una hora así, llorando sobre el pelirrojo

—Nezuko...– la llamó dulcemente

—¡no!— se aferró más al pelirrojo

Zenitsu se dio por vencido, había intentado separarla de él por al menos más de media hora y ninguno de sus intentos dio resultado

Preocupado y con el corazón doliéndole salió hacia la cocina de la casa en la montaña de los dos hermanos escuchando los pequeños sollozos de Nezuko aún

Tanjiro había caído enfermo hace un par de semanas, pensaron que era una fiebre pasajera al inicio pero llegó a empeorar tanto que lo dejó en ese estado de semi inconsciencia del que no había salido desde el día anterior

Y su pobre Nezuko no se había separado del pelirrojo por ningún momento, dándole medicinas, remedios que Aoi le había mandado esperando que hicieran efecto con el medicamento que antes se le había administrado

Zenitsu llegó esa semana a la casa de ambos para ver por el pelirrojo, realmente se veía mal y estaba enfermo y aunque también le dolía verlo así (lo quería como a un hermano) y esperaba con su corazón que se mejorara, también le dolía ver a Nezuko en ese estado de preocupación y ansiedad por su hermano, llegando a pasar noches sin dormir

Ahora solo lo que quedaba era esperar




















Aoi había llegado la noche anterior a revisar el estado de Tanjiro, se preocupó demasiado al verlo tan mal y le administró medicina más potente esperando que funcionara, la indicación fue clara, llevarlo de urgencia a la finca mariposa

Y fue así como se encontraban ahora con Tanjiro en cuidados intensivos bajo la atenta vigilancia de Aoi y de todos en general en la finca mariposa

Nezuko no se había separado de él para nada, ni por insistencia de nadie, Zenitsu apenas y la pudo convencer de tomar un baño y comer, después de eso la chica había vuelto al lado de su hermano sin volver a separarse de él de nuevo

Ahora solo quedaba orar porque el pelirrojo se recuperara


















Fue dos dias después cuando Tanjiro despertó, se veía demasiado cansado pero feliz de estar de vuelta con ellos, no podía moverse mucho aún a causa de las secuelas de la infección que lo había abordado pero eso sería algo que lograría reponer por completo con un par de semanas de descanso, todos estaban felices y Nezuko lloraba del alivio

Las cosas para Zenitsu iban bien, su amigo se había recuperado y su amada Nezuko había vuelto a brillar de la felicidad, era momento de volver a cortejarla

Lo había estado haciendo por un par de meses al menos pero no sabía porque la chica parecía huir de sus cortejos cada que él comenzaba a acercarse a ella, incluso parecía que hacía de todo para no quedarse sola con el, después pasó lo de Tanjiro pero ahora que se encontraba recuperándose podría volver a intentarlo con Nezuko, tal vez esta vez la chica podría cambiar de opinión y responder a su cortejo de buena manera

Decidió que esa noche la invitaría a dar una vuelta por el jardín de la finca, sería entre las flores y mariposas que aún quedaban despiertas, bajo la luz de la luna y con las luciérnagas volando

Tal vez incluso podría besarla

Fue a su habitación esperando encontrarla ahí pero no lo hizo

Eso se le hizo algo raro a Zenitsu, después de todo pensó que al Tanjiro ya estar despierto, Nezuko al menos consideraría dormir

Caminó rondando los pasillos buscándola hasta que dio con la habitación de Tanjiro, la puerta estaba entreabierta, no tanto para que le notaran pero si para echar un ojo y con su gran sentido del oído no fue problema escucharlos

Ella estaba sentada al lado de Tanjiro quien aún se encontraba recostado, le acariciaba la cabeza mientras sus ojos brillaban producto de las lagrimas retenidas

—voy a estar bien Nezuko, te lo prometo— él le dijo dulcemente acariciándole la mejilla con su brazo bueno

—si...— ella sollozó limpiándose las mejillas de una lagrima traicionera

—no llores bonita— le habló con amor —en menos de lo que esperas estaré como nuevo

—lo siento... es solo que de pensar que te perdía... Tanjiro si tú mueres, yo muero contigo— volvió a sollozar reflejando el tormento que había pasado esos días

—Nezuko...— el le volvió a acariciar la mejilla comprendiendo su dolor, después de todo el sentía lo mismo por ella

—te amo tanto...— le murmuró acercándose a él uniendo ambas frentes, Tanjiro cerró los ojos disfrutando del contacto —por favor... no me dejes nunca, no puedo pensar en nadie mas que tú, no aceptaré a nadie mas que no seas tu... no me dejes nunca Tanjiro por favor...

—no lo haré— murmuró el enternecido

—¿me lo prometes?

—si... ¿juntos hasta el final?

—juntos hasta el final— Nezuko le murmuró ya más calmada, despegó su frente con la de el y comenzó a darle suaves besos, uno en su frente, otro en su nariz, en sus mejillas...

Zenitsu tenía el corazón hecho pedazos, no necesitaba ver más ni escuchar más

Menos cuando el corazón de ambos los había delatado

La sinceridad en las palabras de ambos, el timbre necesitado el uno por el otro, el amor y anhelo que se escuchaba en sus palabras

Pero sobre todo...

Sus corazones, ambos corazones latían a la par, al mismo tiempo, ni un segundo menos ni más, latían tan al unísono que parecían uno

Había escuchado ese sonido antes, Inosuke y Aoi eran un claro ejemplo de este sonido, pero Tanjiro y Nezuko... sus corazones latían tan perfecto, más aún que los que hubiera escuchado antes haciéndolo ver el lazo que unía a ambos realmente

Cerró la puerta detrás de él sin poder ver el último beso que Nezuko había depositado en los labios de Tanjiro, no necesitaba ver eso para darse cuenta que el no tenía cabida entre ellos

Nezuko vivía por y para Tanjiro y el por y para ella, Nezuko se preocupaba por el más que por nadie en el mundo y sobre todo...

Nezuko amaba más a Tanjiro y haría más por Tanjiro que lo que nunca podría llegar a amar o hacer por Zenitsu

Se dio cuenta que él no tenía nada que hacer ahí

Se retiró de la finca al día siguiente por la mañana, más temprano de lo que todos se hubiesen levantado para evitar preguntas

Claro que se aseguró de que su mejor amigo estuviera sanando, y una vez que lo hizo se fue con la promesa a él mismo de regresar pronto, lo más pronto que le resultara posible

Pero primero, él también tenía que sanar su corazón

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Ajua

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