40.- Vacunas y enfermeras

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Ese día en particular habían llamado a Kie para pedirle el favor que casi nunca le pedían

Cuidar a sus nietos

Si era cierto que ella solía pasar los fines de semana en casa de alguno de sus seis hijos para convivir con ellos, pero era para eso, convivir en familia, no que cuidara a sus nietos

Ellos sabían que esos niños eran responsabilidad propia así que el hecho de que su madre llegara a visitarlos cuando era su turno en fin de semana no significaba que le dejarían la tarea de cuidar a los pequeños, más bien se dedicaban a pasarlo en familia

Pero ese día fue necesario, le pidieron que cuidara a los pequeños por un motivo importante

Ese día le tocaba irse a vacunar a uno de sus pequeños

Kie había aceptado sin dudarlo y en cuanto llegó siendo recibida con emoción por sus nietos, ambos se fueron al hospital donde llevaban el control de las vacunas del pequeño Takao

El pequeño ya tenía poco más de un año así que le tocaba volver a vacunarse

Y bien, ahora se encontraban ahí

Takao miró a aquella señora vestida de blanco con desconfianza, no le gustaban los extraños así que se abrazó más a su papá escondiendo la cabeza en su pecho, sintió cuando su papá le acarició la cabeza relajándolo un poco más

Después de que la enfermera preparara la vacuna que le tocaba al pequeño, Tanjiro lo sentó en una sillita que tenían con varios juegos, Takao los miró con una pequeña sonrisa comenzando a jugar con los peluches

Claro que notó cuando la señora de blanco volvió a acercarse a él, desconfiado de lo que pasaría y de los extraños buscó a sus padres con la mirada un tanto angustiado y queriendo que lo cargaran, no le gustaba ese lugar y no le gustaban los extraños

Quería volver a los brazos de alguno de ellos puesto que de verdad se sentía asustado

Solo fue cuestión de segundos en lo que él se distraía buscando a sus papás con la mirada para que de pronto la señora de blanco se parara frente a él haciéndolo sentirse pequeñito y bastante intimidado, de pronto vio una cosa rara con una larga punta al final y como esa señora le limpiaba su piernita con una cosa blanca como nube que se sentía fría

Y de pronto le había picado con esa cosa filosa hasta que todo lo que tenía el interior de esa cosa rara había desaparecido

Todo quedó en silencio tenso unos segundos

—Mamá— fue lo único que el pequeño Takao dijo mientras sus ojitos comenzaban a llenarse de lágrimas

Extendió sus bracitos hacia ella de forma necesitada mientras el llanto comenzaba a abordarlo

—mamá— lloró con sus bracitos aún extendidos hacia ella llamándola mientras las lágrimas seguían desbordándose de sus ojos

Le había dolido mucho

Nezuko sintió su corazón hacerse pequeño al escuchar a su hijito llorar de esa manera, ver sus ojitos entrecerrados y sus cejas arrugadas dejando escurrir las lágrimas que empapaban y enrojecían sus mejillas fue algo que la hizo sentirse tan mal por su bebé

Angustiada y con el dolor de su pecho de escucharlo con la voz quebrada entre llantos y movida po el fuerte instinto maternal, extendió sus brazos hacia su pequeño de forma rápida, cargándolo enseguida y arrullándolo entre sus brazos

—ya pasó chiquito— le murmuro con suavidad mientras le daba besos en la cabeza

—mamá— Takao seguía sollozando mientras se tocaba su piernita, justo donde estaba el curita que escondía la pequeña herida del piquete, aún le dolía

One Shots Tanjine Donde viven las historias. Descúbrelo ahora