34.- Culpables (2)

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Lo hice especial para ustedes así que comenten mucho >:3

Nezuko se levantó de la cama por la mañana cuando los primeros rayos de luz le pegaron suavemente en la cara, a movimientos expertos para no despertar a quien dormía al lado de ella se levantó de la cama con suavidad y después caminó haciendo el menor ruido posible hasta la puerta de la habitación, saliendo con discreción y cerrando la puerta lentamente detrás de ella se permitió relajar los músculos sintiéndose libre de tener que abstenerse de hacer ruido

Se estiró dando un somnoliento bostezo

Caminó a pasos rápidos con emoción hacia una de las habitaciones del pasillo parándose ahí fuera de la puerta y abriéndola con cuidado, entró a pasos suaves pero apresurados hacia el centro de la habitación deteniéndose en seco cuando estuvo al borde de su objetivo

Una preciosa sonrisa surcó su rostro al mirar dentro de la amplia cuna donde dos pequeños reposaban aún dormidos, sus preciosos bebés se encontraban ahí tan profundamente dormidos que enternecían por completo el corazón de la joven madre

Ella acarició las mejillas de ambos con suavidad para no despertarlos, con sus dedos peinó el abundante cabello de su hijito mayor y después hizo lo mismo con la menor, se quedó admirándolos unos segundos más y después volvió a arroparlos con amor cubriéndolos con la manta que se había movido un poco de lugar en la noche, acarició el pecho y el estómago de ambos pequeños y dejando salir una suave risa se inclinó sobre la cuna besando sus cabecitas

Los amaba tanto

En silencio regresó sus pasos para salir de la habitación y después caminó hacia la cocina ahora con una expresión tranquila e ideando que haría para desayunar

Cuando estuvo en la cocina comenzó a poner los sartenes y las caserolas para preparar el desayuno y en un rato todo estuvo listo, puso su plato en la mesa y después se sentó para desayunar aprovechando su soledad mañanera para mirar por la ventana esperando impaciente por alguna señal de vida ahí afuera pero nada, con un suspiro de resignación a tener que esperar volvió a mirar a su plato para seguir desayunando

Un quejido en una de las habitaciones la alertó y enseguida se levantó a pasos apresurados para ir a revisar a sus bebés, entró a la habitación encontrándolos a ambos un poco más despiertos y se acercó con una nueva y gran sonrisa formándose en su rostro

—buenos días mis bebés– les habló en forma amorosa a su bebé de apenas un año recién cumplido y a su pequeña bebé de dos meses de nacida

Cargó primero a la más pequeña que era la que había comenzado a quejarse arrullándola entre sus brazos y tarareándole una suave melodía, cuando ella se hubo calmado revisó que todo estuviera bien con ambos y tras asegurarse que así era y jugar con ambos en brazos unos momentos más se dispuso a amamantarlos para comenzar su mañana

Ella los meció con amor mientras lo hacía disfrutando de esos momentos con sus bebés, los adoraba

Pasó un rato más así hasta que ambos parecieron volver a quedarse dormidos y entonces los depositó en la cunita de nuevo y se arregló el kimono, volvió a acariciar sus bonitas mejillas y después los arropó para que durmieran un poco más, volvió a tararearles una suave melodía revolviéndoles los cabellos y murmurándoles cuanto los amaba a los dos

—¿te he dicho que me encanta verte así?

La voz masculina sacó a Nezuko de su ensoñación volteándose algo sobresaltada ante la interrupción

—b-buenos días

—¿te asusté? Lo lamento— él le sonrió acercándose a ella

—Zenitsu...– murmuró algo cohibida cuando el la jaló de la cintura pegándola hacia sí

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