27.- Pequeño susto

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Terminó de tender las sábanas en el patio de la casa, era un día tranquilo y disfrutaba de la fresca brisa de primavera y el cálido sol sobre su rostro, volteó a ver al cielo intentando tantear la hora, debían ser alrededor de las dos de la tarde

Caminó hacia adentro de la casa después de tomar un par de toallas que ya estaban secas tarareando una alegre melodía, Tanjiro no debía de tardar en llegar así que comenzaría a preparar la comida para recibirlo, su hermano se había ido temprano así que seguro llegaría con hambre

Siguió caminando hasta su habitación donde comenzó a guardar las toallas en uno de los cajones, acomodó entonces las fundas sobre el futón y cuando regresó sus pasos hacia la salida de la habitación alguien la tomó con bastante brusquedad aprisionándola en un agarre y tapándole la boca en el proceso

—¡mmm!— el corazón de Nezuko comenzó a latir con rapidez producto del susto inicial y del miedo que se apoderó de ella al sentir la mano sobre su boca y una pesada respiración sobre su nuca

—soy yo— el susurro en su oído le devolvió el alma al cuerpo

—Tanjiro— una vez que su boca estuvo libre suspiró con alivio al reconocer la voz

—tranquila— el pelirrojo la abrazó por la espalda pegándola a él

—¿llegaste... t-temprano?– tartamudeó de forma cohibida al sentir al pelirrojo abrazarla

—acabo de llegar, vendimos bastante carbón a las tiendas hoy, mañana repartiremos más carbón en la ciudad del norte— dijo satisfecho, ahora con el pasar de los años, el negocio de carbón se había hecho más grande permitiéndoles ganar más dinero y tener una vida cómoda en la casa de las montañas, si bien el dinero ahora podía alcanzarles para comprar una casa cómoda en el pueblo o la ciudad cercana, la calidez del hogar y la nostalgia los hacían quedarse ahí, pero eran felices, incluso Tanjiro ahora tenía a un par de chicos trabajando para el

Ella volvió a temblar entre sus brazos haciéndolo aflojar el abrazo y comenzando a depositar suaves besos sobre el cuello de su compañera

—e-espera... b-basta...— Nezuko comenzó a sonrojarse al sentirlo, además de los besos sobre su cuello, su hermano había comenzado a acariciarla por sobre el kimono

—¿mmm?— una suave mordida sobre la piel de la base de su cuello haciéndola estremecerse entre sus brazos

—T-Tanjiro n-no... es...espera... por favor— Nezuko se removió entre los brazos del pelirrojo intentando zafarse pero no dio resultado, Tanjiro siempre había sido más fuerte que ella

Al ver que el pelirrojo no hacía ningún caso a sus súplicas intentó forcejear con un poco de más fuerza, claro esta que no tuvo éxito, el chico ni siquiera se había movido ni un centímetro de su lugar

—por favor... no...

Volvió a quedarse quieta mirando que sería inútil intentar escapar de él en ese momento, soltó un suspiro de resignación

—¿porqué no?— el afianzó el agarre de sus brazos sobre ella dejándola sin escapatoria, volvió a subir sus besos dando pequeñas mordidas sobre su cuello hasta el lóbulo de su oreja, escuchándola soltar un sollozo cuando succionó de forma suave el área, removiéndose otra vez inquieta intentando zafarse de sus brazos sin ningún resultado

Sin más escapatoria, decidió intentar decir lo que le pasaba

—n-no... no he... no... mmmh

—¿no que?

—no he preparado la comida— soltó al fin entre quejidos, lo miró de reojo notando como una sonrisa se posaba sobre su rostro ante su argumento

—no tengo hambre— dijo triunfante

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