30.- Sumisión

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Este One-shot está un poco fuerte, leer bajo tu propio riesgo

Las mañanas de Nezuko empezaban cuando la primera claridad de la mañana se colaba por las cortinas dándole una sensación de calidez sobre el rostro, abría los ojos y tomaba un par de minutos para procesar que ya había despertado, después se arrastraba con cuidado hacia la orilla de la cama procurando no despertar a su acompañante, se ponía sus pantuflas de peluche blanco y caminaba a pasos algo lentos por el aletargamiento de la somnolencia, peinaba su largo cabello puesto que a pesar de ser bastante lacio, si no lo peinaba solía enredarse un poco, después volteaba a la cama verificando haber sido lo suficientemente silenciosa como para no haber despertado a quien dormía al lado de ella y finalmente, ya un poco más despierta, salía de la habitación y caminaba por el pasillo de la gran casa buscando las escaleras con dirección a la cocina

Con el pasar del tiempo había encontrado en esa cocina una especie de refugio, un lugar seguro donde le gustaba estar, a ella le gustaba bastante cocinar y todos los productos que llevaban las alacenas, algunos normales en la gastronomía típica y otros más exóticos estaban acomodados para que ella pudiera tener acceso a todos y cocinar lo que le gustara

Después se estiraba en su lugar acomodando los músculos, terminando de despertarse para poder preparar el desayuno

Esa mañana en particular había amanecido algo fresco, la brisa fresca que anunciaba el comienzo del otoño entró por el ventanal de la cocina la hizo estremecerse, caminó unos pasos logrando cerrar la ventana, pensó en ponerse otra cosa encima de la bata que usaba para dormir pero descartó la idea enseguida, después de todo, a su esposo le gustaba verla usando la bata que él le había regalado por las mañanas mientras desayunaba

Sus mejillas se tiñeron de rojo al recordar algunos escenarios donde esas batas que usaba de pijamas habían conducido a cosas más comprometedoras por las mañanas

Buscó en la alacena la canasta de huevos frescos, buscó algo de carne encontrando el tocino, puso el sartén sobre el fuego y después agregó un poco de aceite, el sartén era grande así que cabían las porciones de ambas cosas a la perfección, dejó el tocino friéndose junto a los huevos en lo que cortaba algunas naranjas por la mitad para hacer jugo y cuando estuvo todo listo lo puso en dos platos que llevó al comedor, puso el jugo en una jarra y la llevó también junto a los platos

A su esposo le gustaba ese desayuno

Como todas las mañanas, apenas había terminado de hacer el desayuno cuando los pasos saliendo de la habitación y bajando por las escaleras se escucharon hasta la cocina, Nezuko alzó la mirada y pronto una cabellera pelirroja entró, el muchacho extendió una amplia sonrisa al ver uno de sus desayunos favoritos ya servido sobre la mesa

—buen día— la saludó acercándose a ella

—buen día— le respondió con las mejillas sonrojadas al notar como el chico se acercaba a ella mirándola de la cabeza hasta los pies

El la tomó del rostro haciéndola mirarlo y en un rápido movimiento depositó un beso sobre sus labios haciéndola sonrojarse más

El chico se sentó en una de las sillas donde el plato con dos huevos y las rebanadas con tocino estaban servidos, Nezuko se quedó expectante de lo que él haría

—¿no vas a sentarte?

—ah s-si

Ella se sentó al lado de él fijando la mirada en su plato y comenzando a desayunar junto a él, sirvió algo de jugo en su vaso y desayunó de forma tranquila volteando a ver de vez en cuando a su esposo

—hoy iré a revisar el viñedo de uvas— le comentó de forma casual captando la atención de la fémina —les faltaba madurar un poco hace algunos días pero si ya están te llevaré mañana, quiero que seas la primera en probarlas ¿te agrada la idea?

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