32.- Día de rutina

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El despertar en la calidez era una constante que la hacía adorar sus mañanas

Para ella un día era tal vez rutina, pero eso no lo hacía menos especial, no cuando tenía su día completo para compartir con las personas que más amaba en el mundo

Se removió entre las sábanas cuando sintió la primera luz de la mañana, le tomó unos segundos a su atarantada mente saber que ya había despertado y poco a poco tras un bostezo rodó hacia un lado de la cama, iba a comenzar a intentar sentarse cuando un par de brazos la atraparon regresándola a su lugar inicial

—Tanjiro— se removió entre sus brazos

—aún es muy temprano— le susurró adormilado al oído —quédate conmigo un poco más

Ella sintió escalofríos cuando el aliento cálido de Tanjiro le rozó la oreja y enseguida depositó un beso en la zona, eso fue lo suficientemente convincente para mantenerla presa entre sus brazos un poco más, dejándose abrazar se permitió volver a relajarse pero sin quedarse dormida, sabía que Tanjiro estaba en las mismas condiciones, simplemente relajándose y preparándose para un nuevo día

Pasaron alrededor de diez minutos cuando la alarma del reloj comenzó a sonar, una vez lo hizo ambos supieron que era tiempo de levantarse

Ambos se sentaron en la cama y se murmuraron un "buen día" se sonrieron

Ella iba a levantarse cuando el pelirrojo aprovechó para jalarla hacia él tirándola de nuevo en la cama, ella se sobresaltó ante eso y enseguida miró a Tanjiro

—¿no es muy temprano para esto?— una el sonrisa traviesa surcó sus labios

—¿cuando ha sido demasiado temprano?— el sonrió y se recostó sobre ella con cuidado de no aplastar su vientre, la encontró en un beso que la hizo suspirar aferrándose a él

—ahora si— dijo Tanjiro satisfecho separándose de ella sacándole una risita y admirándola, Nezuko era completamente hermosa

Ambos se levantaron y Nezuko fue a preparar el desayuno, Tanjiro se quedó en la habitación para alistarse y tan solo unos minutos después escuchó los pasitos apresurados de varias personas recorrer el pasillo con prisa sacándole una sonrisa

Después de la rutina de la mañana, el mayor de todos bajó las escaleras de la casa, pasando por la sala y llegando al comedor donde Nezuko ya había puesto el desayuno

Una encantadora sonrisa surgió de su rostro al ver a sus pequeños, sus niños estaban ya ahí sentados y desayunando con grandes sonrisas platicando entre ellos y con Nezuko

—¡papá!— Kai, la menor de nueve años recién cumplidos lo saludó

—buenos días– su hijo mayor de doce le sonrió

Sus otros dos hijos de once y diez le sonrieron sin poder hablar puesto que aún tenían comida en la boca, pero eso no evitó que sus rostros se iluminaran al ver a su padre

Tanjiro los saludó y besó las cabezas de todos haciendo a Nezuko sonreír, él también se sentó y cuando Nezuko los hubo alcanzado, todos terminaron de desayunar, lo que siguió fue que sus cuatro hijos lavaron sus platos al terminar y después subieron a sus respectivas habitaciones para lavarse los dientes, Tanjiro se quedó un poco más disfrutando de tomar el café mañanero junto a Nezuko quien había optado por reemplazar el café por té de manzanilla

—¿como te sientes?– le preguntó Tanjiro mirándola

—estoy bien, no te preocupes— ella le sonrió tranquila

—sabes que si no te sientes bien o te es pesado yo puedo hacer el desayuno

—Tanjiro estoy embarazada, no enferma— soltó una risilla acercándose a él y dándole un rápido beso en los labios calmándolo

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