Park Jimin un Omega que sólo pedía una vida tranquila, dónde su padre no fuera un alcohólico y adicto a las apuestas.
Pero aquello cambió cuando su propio padre lo cambio para deshacerse de sus problemas.
Min Yoongi, un Alfa, dueño y jefe de una de...
- Lisa - Llamo Jimin por el intercomunicador - Dime qué ves - Pidió el líder Omega mientras se mantenía oculto.
- Se están moviendo con la mercancía detrás del bar - Dijo la Omega.
- Bien. Prepárense para salir a mi señal - Anuncio el Omega al resto.
Las misiones habían dado inicio hace un mes, se habían tomado su largo descanso de atracos, misiones y una que otra tortura. Pero decidieron retomarlas a petición de Jimin, quien se estaba comenzando a desesperar al no hacer más que pasar encerrado en la mansión.
Aunque Jimin ame con su vida pasar con sus cachorros y vivir cada mínima experiencia como padre, él es amante de la adrenalina, su pasión son las misiones, las armas y jamás podrá alejarse de ello, así que regreso y como un nuevo Jimin.
Ahora su cabello relucía en un brillante rubio con mechones de colores. Jimin debía admitir que el rosa es su debilidad, pero quedó encantado con aquel cambió gracias a Jin.
Su apariencia muchas veces era tierna, adorable y nadie creería que aquel tierno Omega es líder Omega de la mafia más poderosas de Corea y entre otros países.
Jimin es letal con un arma en manos y estaba demostrándolo justo como a él le gusta. Jugando.
El Omega vestía unos pantalones negros que se pegaban perfectamente a sus muslos y marcaba su trasero, una camisa blanca manga larga con un arnés que sostenía su arma y cuchilla, los lentes que traía puestos lo hacían ver realmente atractivo al igual que aquellos guantes negros que cubrían sus manos.
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Definitivamente Suga tenía como esposo al Omega más sexy de la tierra.
El Alfa sonrió ladino al ver a su esposo a través de la pantalla, mientras se encontraba en la camioneta estacionada unas cuadras un poco alejadas del bar que está a su nombre y del cual estaban traficando drogas y con intenciones de traficar Omegas. Algo que claramente la mafia serpientes no tolera.
Jimin observaba la escena desde un callejón, mientras saboreaba una paleta. El Omega estaba listo para actuar, pero le encanta que el momento adecuado llegue para dar el primer paso.
Tras la destrucción de la mafia leones, una nueva se creó. Una que Jimin había tenido en la mira junto a su esposo desde hace unos meses, pero habían dejado pasar porque no habían tocado sus terrenos. Pero lo hicieron y debían pagar.
Los líderes no toleraban que se metieran en sus terrenos, mucho menos cuando traficaban con cosas que ellos no aceptaban ni toleraban.
- ¿Te estás divirtiendo Minnie? - Escuchó Jimin a su esposo.
- Aún no - Sonrió ladino el Omega - Lo haré hasta que está arma haya sido disparada.
- Pues inicia cariño. Están terminando de cargar la mercancía - Dijo Suga.
