YoonGi
Lo primero que vi cuando abrí los ojos fue el rostro preocupado de ChaeWon.
—Buenos días —saludé, bostezando mientras decía las palabras—. ¿Qué hora es? ¿Nos hemos perdido el desayuno?
Me senté en la cama improvisada que había usado casi todos los días durante los siete últimos años, me froté los ojos y traté de espabilarme.
—YoonGi... Cariño... —Percibí el dolor de la señora Park con esas simples palabras y me puse alerta de inmediato. Mis ojos cayeron entonces sobre JiHyun, que estaba sentado al borde de su cama con la cabeza entre las manos. Levanté la vista y vi a su padre — el bombero Park SiHyuk—, el hombre al que respetaba más que a mi propio padre, apoyado en el marco de la puerta. Sus ojos estaban tan fríos como el acero.
—¿Qué ha pasado? —No se lo preguntaba a nadie en particular, y, mientras, una idea horrible comenzó a formarse en mi mente.
ChaeWon, la mujer a la que quería más que a mi propia madre, se sentó a mi lado y me agarró la mano con la suya, pequeña y delicada.
—YoonGi , no sé cómo decirte esto.
Otro silencio ensordecedor.
—¿Alguien puede decirme qué ha ocurrido, por favor? ¿JiHyun? ¿Qué está pasando? —El silencio se alargó todavía más—.
—SiHyuk —murmuró la rubia, con la mirada clavada en su marido con desesperación.
El hombre negó con la cabeza y, dejando caer los brazos, entró en la habitación para sentarse justo enfrente de mí.
Cuando mi mejor amigo levantó la cabeza, vi que tenía los ojos rojos e irritados.
Volví a buscar los iris cafés de su padre. Eran más fáciles de mirar.
La ira siempre era más fácil de digerir que la tristeza; lo había aprendido en mi propia familia.
—Por favor, dígame qué sucede.
Yo no lo sabía, pero lo cierto era que no estaba preparado para las palabras que él iba a decirme. Ni de lejos.
—Hijo —empezó, porque eso era lo que yo era para él—. Anoche tu madre tomó una sobredosis de pastillas para dormir. Se ha ido.
Parpadeé, tratando de asimilar la noticia.
—Al parecer, tu padre había vuelto de viaje esta mañana. Fue él quien la encontró y llamó a una ambulancia, pero MinSeo ya había muerto.
—¿Dónde está mi padre?
—En el hospital. He hablado con él hace unos minutos.
Indefenso, asentí. ¿Qué más podía hacer? ¿Qué más se suponía que debía hacer?
—Gracias —dije, apretando con rapidez la mano de ChaeWon—. Gracias por habérmelo dicho.
Cada una de las personas que había en la habitación había sido más importante para mí que las de mi propia familia. Apreciaba percibir la preocupación en sus ojos, su preocupación por mí. Nunca había visto nada parecido en los ojos de mi madre. Su dosis diaria de alcohol significaba más para ella que su propio hijo.
Me levanté despacio.
—Debería volver... a casa, supongo...
Pero nunca había tenido un hogar, ¿verdad? Este era un hogar, y no la casa de enfrente.
JiHyun y su padre se levantaron conmigo, pero yo miré a la señora Park.
Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Tenían el mismo tono verde que los de su hijo menor, y eran igual de llamativos que los de JiMin. Resultaba relajante mirarlos.
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Cine y letras | YM
FanfictionJiMin recibe la notica de que su primer libro será llevado a los cines. El cual se inspiró en su primer amor, Min YoonGi, mejor amigo de su hermano. El rubio hubiera chillado de felicidad, si no fuera porque cierto pálido formaría parte del cast y...