YoonGi
Había pasado una hora desde que había dejado a JiMin en casa, y una vez más me encontraba sentado en la oficina de LeeSeo, donde estábamos ocupándonos del control de daños. Hasta ahora, había descartado a doce posibles prometidos, tanto mujeres como hombres, reconociendo a algunos de ellos, pero sin tener ni idea de quiénes eran las otros. Lo único que sabía con certeza era que no quería a ninguno.
—LeeSeo, estoy empezando a dudar de tus habilidades como relaciones públicas —dije después de dejar caer las fotografías en el escritorio.
Me miró sin comprender mientras tomaba un sorbo de té verde y lo dejaba sobre la mesa lentamente.
—¿Cuándo lo decidimos? ¿Hace un mes? ¿Dos? Todavía no te has decidido por alguien, YoonGi. No te estoy pidiendo que te comprometas de por vida. Solo quiero que elijas a una persona para que podamos redactar un contrato y arreglar esto.
—No me pienso casar con una persona sedienta de sangre que se meterá en esto solo para tener más fama. No pienso comprometerme para llevarla a eventos y toda esta mierda de marketing. Casarme con ella será suficiente tortura.
La rubia inclinó la cabeza a un lado.
—¿Por qué crees que estamos haciendo esto exactamente? Será un beneficio mutuo para ambas partes. ¿Por qué, si no, se van a casar contigo?
«¡Ay...!».
—En tu caso, necesitas dar una imagen positiva. Debes recordarle al público, y, francamente, a todos en la industria del cine, que no eres solo un exhibicionista, sino, de hecho, que eres un buen actor. Ese alguien con el que decidas casarte te usará para su propio beneficio, sea el que sea. De eso va este juego.
Me froté la frente y me recosté en mi asiento.
—No me gusta esto, LeeSeo. No me gusta nada.
—Mira, YoonGi... —dijo inclinándose sobre el escritorio—. Eres un actor magnífico. Tienes potencial para convertirse en uno de los mejores en esta industria, pero no es eso lo que circula por los medios. ¿Has leído los artículos de la prensa amarilla últimamente?
—Sabes que nunca lo hago.
—Bien, tú no lo haces, pero la gente sí. Les encantan los chismes, les encanta conocer los secretos más sucios de las celebridades, y sin duda les encanta destrozarlos con el primer error que cometan, y luego se lo recordarán cada vez que surja su nombre. Esos hechos no cambiarán. No importa si te gusta o no: llevas en este mundo el tiempo suficiente como para conocer las reglas. —Se interrumpió y tomó otro sorbo de su té. Quería arrebatarle esa maldita taza y estamparla contra la pared—. ¿Sabes lo que van a leer mañana?
—¿Qué? —gruñí.
—Una entrevista especial con una universitaria de Japón. Al parecer, follaron como conejos por todo Tokio, y va a ofrecer una primicia sobre su relación. —Arqueó una ceja, esperando mi respuesta.
Atónito, negué con la cabeza.
—¿De qué universitaria estás hablando? ¿A qué coño te refieres? No he tocado a nadie desde el incidente en el callejón.
—Eso no es lo que ella va diciendo.
—¿Y vas a creer a los paparazzi en vez de a mí?
—No importa lo que yo crea. Yo sé que no has tocado a nadie porque he estado en contacto con ChangMo. —Entrecerré los ojos, pero se encogió de hombros—. Ha sido solo para protegerte: necesito saber lo que está sucediendo en tu vida antes de que se enteren otros. Así que, sí, por supuesto que te estoy vigilando. La cuestión es que mañana todos desayunarán con esa historia. Ni siquiera importa si es verdad o no, ni si hay o no fotos adjuntas a la entrevista esta vez. Todos lo creerán simplemente porque, bueno, es lo que tú haces. —Se encogió de hombros de nuevo—. Es lo primero que les viene a la mente cuando escuchan el nombre de Min YoonGi.
ESTÁS LEYENDO
Cine y letras | YM
FanfictionJiMin recibe la notica de que su primer libro será llevado a los cines. El cual se inspiró en su primer amor, Min YoonGi, mejor amigo de su hermano. El rubio hubiera chillado de felicidad, si no fuera porque cierto pálido formaría parte del cast y...