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YoonGi

Echaba humo por las orejas cuando me enfrenté al antiguo compañero de piso y ex de JiMin, pero intenté que aquel tipo no lo notara.

—Quiero ver a JiMin —gruñí por segunda vez.

—No está en condiciones de verte. Te sugiero que vuelvas por la mañana. —Trató de cerrarme la puerta en las narices.

Había llegado tarde a casa, pero solo me había encontrado una botella de champán vacía y el portátil del rubio al lado de la piscina; él no estaba por ninguna parte.
Cuando lo llamé, encontré su teléfono sonando en su habitación, enfrente de la mía. Preocupado, revisé el móvil y llamé a su amigo TaeHyung, que me dijo que estaba en su casa.

Empujé la puerta con la palma de la mano y lo obligué a abrirla.

—¡JiMin! —grité entrando en el apartamento. En lugar de venir el de ojos verdes, apareció un TaeHyung con los ojos adormilados por detrás de aquel imbécil.

—¿Qué está pasando aquí, YoonGi ? ¿Has venido a buscar a JiMin?

—Sí —dije entre dientes, manteniendo los ojos clavados en WonBin—. ¿Puedes decirle que estoy aquí?

El peligris trató de apartar a si compañero de piso, tirando de su brazo hacia atrás, pero él no se movió. Ese tipo también tenía sus ojos fijos en mí.

—¿Te has vuelto loco, WonBin? Es su esposo, por el amor de Dios.

El idiota soltó una carcajada llena de diversión.

—Como si fuera a creerme que eso es cierto después de la forma en que JiMin ha llegado aquí...

Mis ojos fueron a los de Tae con otro tipo de preocupación.

—¿JiMin está bien? ¿Ha pasado algo?

—Como si te importara... —escupió WonBin.
La expresión del doncel peliplata se suavizó.

—Está bien, YoonGi. Es que ha bebido demasiado. Ahora está durmiendo, por eso te he dicho por teléfono que podías venir a buscarlo por la mañana.

Harto del idiota de su ex, lo empujé para entrar hasta el fondo del apartamento.

—¡Eh! —gritó a mi espalda.

«Ven a por mí —pensé—. Ven a por mí para que pueda desquitarme».

—¿Dónde está? —pregunté, mirando a TaeHyung.

HyoRi, la otra compañera de piso, observaba cómo estaba desarrollándose todo tranquilamente al otro lado de una puerta abierta. Di un paso hacia ella, pero negó con la cabeza.

—Está durmiendo en la habitación de WonBin.

Me di vuelta hacia el susodicho; mi paciencia había desaparecido por completo.

—¡Maldito! ¿Lo has tocado?

—¿A ti que te importa? No eres nada para él . —Levantó la voz e hinchó el pecho, acercándose a mí. Antes de que pudiera llegar hasta él y destrozarle la cara, TaeHyung me agarró el antebrazo.

—¡Basta ya! No ha hecho nada, YoonGi. Por Dios. —Le lanzó una mirada de advertencia hacia el otro—. Nadie lo ha hecho. Estaba durmiendo a su lado. Ven... —explicó apresuradamente llevándome hacia otra puerta cerrada.

Me ardían las manos de ganas de darle su merecido a aquel chico, pero dejé que TaeHyung me alejara de él.

Entré en la habitación siguiéndolo, y vi al rubio dormido en el medio de la cama, en posición fetal. Toda mi ira se derritió y mi corazón se sosegó. Tendría que sentarme a pensar en lo que eso significaba.

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