009

321 55 2
                                    

JiMin

Alguien me tocó la mejilla.

—Despierta, despierta, dormilón. Es hora de levantarse.

—Vete —murmuré, hundiendo la cabeza más profundamente en la almohada.

—Son casi las nueve —se quejó TaeHyung—. Tienes que levantarte.

Abrí los ojos y vi la cara del peligris sobre la mía, con una sonrisa cuadrada demasiado intensa, y rápidamente los cerré.

—Eres como esos perritos que vemos en Facebook —mascullé—. ¿Por qué he de levantarme? Hoy no tengo ninguna clase.

—Porque tenemos que salir para celebrar la reunión de ayer. Y no soy un perro, no me digas eso. Soy un precioso cachorro que todos quieren llevarse a casa.

Incapaz de reprimirme, bostecé de nuevo y abrí los ojos de mala gana. Por suerte, él ya no estaba a unos centímetros de mi cara.

—¿Que hora es?

—Las nueve.

—¿Y vamos a celebrar una reunión a las nueve de la mañana? ¿De quién ha sido esa brillante idea? ¿Por qué no ha pensado en una hora más razonable?

—Vamos, JiMin. —Retiró mis mantas—. Tú no tienes clases hoy, pero yo sí. Así que levántate, vístete, arréglate.

—Dios, eres como un niño.

—Si no quieres que te lance un cubo de agua fría, levántate, arréglate y estate en la puerta en menos de media hora.

—Bien —espeté mientras sacaba las piernas de la cama y lo empujaba—. Fuera de mi camino.

Se puso a aplaudir.

—¡Ese es el espíritu que estaba buscando!

Al cabo de veinte minutos, estaba listo para salir, pero TaeHyung y HyoRi no.

—¡Estoy a punto de irme solo! —grité, de pie junto a la puerta principal.

—¡Ya voy! —aulló Tae en el mismo momento en que Hyo abría la puerta y salía de su habitación.

—¿También tienes clase, HyoRi? —pregunté, al ver el montón de libros que llevaba.

—Por desgracia, sí. Luego tengo otra sesión de estudio con las chicas.

—Estás trabajando mucho últimamente. ¿Hay algo en lo que pueda ayudar? —Ella era una chica castaña, tímida y dulce que estudiaba Filología como yo, pero, a diferencia de mí, no le interesaba la escritura creativa.

—Eres muy amable al preguntarme, con todo lo que está pasando. A lo mejor te pido algo cuando se acerquen los finales.

—Por supuesto. En realidad, también me vendría bien. —Por mucho que odiara tener en cuenta las palabras de WonBin, no quería que acertara en lo que había dicho, especialmente cuando estaba tan cerca de graduarme.

—¡Tu libro sigue estando increíblemente bien clasificado! —TaeHyung llegó saltando y gritando hasta mí.

—Ya estamos de nuevo —murmuró Hyo riéndose mientras yo me preparaba para el impacto.

Dos segundos después, tenía los brazos de mi amigo alrededor del cuello y saltábamos para celebrar su emoción por mi libro por... ¿enésima vez? Si no lo habíamos hecho ya mil veces, seguramente nos acercábamos bastante.

La verdad era que no revisaba reseñas, clasificaciones y todo eso, porque tenía miedo de caerme de la nube en cualquier momento. De todas formas, el ojiazul era como un sabueso; actualizaba las páginas casi cada hora desde que el libro había aparecido en Amazon hacía casi dos meses. El miedo que sentía era también la razón por la que trataba de reprimir mi entusiasmo ante la posibilidad de ver a MyunHee y JaeBin en la pantalla grande. Una vez que Dream Catch Studios me proporcionara el contrato —si eran serios al respecto— y lo firmara..., me sentaría y lloraría durante unos días; serían lágrimas de felicidad, por supuesto. En ese momento arrastraría a Tae por toda la ciudad para que lo celebrara conmigo.

Cine y letras | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora