Capítulo 18

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Helios estaba en lo alto del cielo, tirado por el carro solar de Apolo, que no sólo nos estaba proporcionado la luz suficiente para ver con claridad al enemigo, sino un intenso calor que podría acabar con la vida de ambos ejércitos

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Helios estaba en lo alto del cielo, tirado por el carro solar de Apolo, que no sólo nos estaba proporcionado la luz suficiente para ver con claridad al enemigo, sino un intenso calor que podría acabar con la vida de ambos ejércitos.

El ejército macedonio avanzaba hacia el enemigo manteniendo su formación y su posición predeterminada y siguiendo con la estrategia que se dictó el día anterior.

Los hoplitas llevaban en alto su lanzas que parecía un bosque en movimiento y que con la marcha que llevaban, levantaban una nube de polvo y suciedad a su paso.

—Vamos Bucéfalo, hoy galopamos hacia nuestro destino.

Mientras que Alejandro acompañaba a su ejército, no muy lejos le estaba observaban.

Ra volaba cerca de Alejandro y atrajo su atención. Siguió el vuelo de aquella ave rapaz de plumas de plata hasta que vio el reflejo de luz de mi tiara.

Alejandro espoleó a Bucéfalo hacia donde estaba el destello. Y cuando me vio claramente, frenó al joven corcel frente a mi.

—Gran diosa Mariam— Alejandro me hizo una reverencia en señal de respeto, pero vi que sus ojos heterogéneos miraron a Bestia.

—Mi gran Alejandro— Alejandro alzó su mirada— Sabes bien que esta batalla va a ser intensa y que debes confiar en el valor y fidelidad de tus hombres.

—Confío en mis hombres, Mariam. Sin ellos, todo lo que he logrado, no podría haber sido posible. Y es aquí, donde me enfrentaré cara a cara con Dario, cumpliendo el objetivo de mi padre comenzó.

—Y lo cumplirás Alejandro, eso te lo puedo asegurar, pero te diré una cosa Alejandro, se lógico en esta batalla, no te lleves por el deseo de llegar cuanto antes a Dario. Sabes que estas en inferioridad y el mínimo fallo en la estrategia que te planeé, puede llevarte a la derrota.

—Lo sé Mariam, lo sé. Si hace falta morir matando a Dario, que así sea. Ya me revelaste que mi vida es corta y que mi fin es próximo.

—Pero no voy a permitir que mueras en esta batalla, todavía no te toca. Te queda dominar Babilonia e ir más allá del Este, a tierras que muy pocos han llegado.

—Lleváis razón Mariam.

—Escúchame bien Alejandro—Agarré su mano con firmeza y le miré a los ojos— No te voy a dejar solo en el caos y confusión de la batalla, estaré a tu lado, si te tengo que frenar, te frenaré, pues lo hago por tu seguridad. No sólo estaré en la batalla, el resto de dioses de la guerra también estarán luchando a tu lado. Ares, Atenea, Fobos, Deimos... Todos ellos te ayudarán hasta que Nike sobrevuele sobre tu ejército y grite victoria. Ahora ve con  tus hombres y demuestra quién eres—Solté mi mano de la suya y me dejé marchar con sus hombres.

 Ahora ve con  tus hombres y demuestra quién eres—Solté mi mano de la suya y me dejé marchar con sus hombres

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Esposa de la Guerra IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora