Después de aquella noche en donde Evans azoto a Allin, esta había decido no verlo, aunque esa noche hayan terminado en sexo, ella no quería tenerlo cerca, no ahora, no en estos momentos, la joven se la pasaba la tarde entera en su habitación desde que sabía que él estaba en casa, eso hace ya dos días, no quería verlo no por lo que le hizo, sino por la vergüenza que ella sentía por haberle gustado lo que él le había hecho, se sentía sometida al sadomasoquismo, y se cuestionaba sobre sentir Estocolmo. Estos días, si no estaba en su habitación, se pasaba las mañanas en el patio y cuando llegaba la tarde subía nuevamente a su recámara, ya que no quería encontrarse con Evans.
Sus sentimientos por Evans seguían vivos aun, no podía dejar de querer a ese hombre, por más que ahora quisiera, sentía la necesidad de seguirlo amando, quizás se martirizaba con todo ese enrolló, pero no podía evitarlo, sentir la cercanía de Evans la hacía sentir única y especial, no le importaba que tanto él la maltratada sexualmente, ella lo quería y sentía esa necesidad de aceptar todo lo que él le pidiera. Quería seguir con él a pesar de como la trata, ser su esclava sexual la hacía sentir excitada de unas mil maneras que jamás creía poder sentirse.
Pero le daba miedo esos sentimientos y ahora más que Evans no quiere que ella sienta ese cariño por él, si ahora la azoto por no querer deshacerse de esos sentimientos, ¿qué le podría hacer de ahora en adelante si ella sigue igual? Por eso quería irse de ese lugar a pesar de que lo quería, tenía pensando que si salía de esa casa y dejaba de ser su esclava, podría buscar la manera de que él sienta lo mismo por ella sin usar esa violencia, violencia que le atraía en la hora del sexo, no podía negar de que le gustaba la manera tan brusca de como él la trata en la hora de estar juntos, sus insultos la excitaban y su salvaje era un método que ella encontraba inigualable.
Ahora estaba más enamorada de él, ahora que no quería deshacerse de ese cariño todo aumento, y por más que Evans la castigase, ella no podrá dejar de amarlo y de buscar la forma de que él también la quiera. En estos momentos estaba en el patio, estaba sola mientras se mecía en aquel columpio, su mente estaba perdida en el aire y sumergida en tantos pensamientos cuando Katty viene corriendo con una sonrisa.
— Allin, mira Dorothea me lo acaba de dar para ti, bueno, solo tienes cinco minutos — Dice Katty y le extiende un teléfono celular.
— ¿Cómo lo consiguió? — Pregunto Allin sorprendida y tomó el celular.
— El señor Evans lo dejo esta mañana, dijo que te lo prestaran para que llames a tu familia, solo tienes como ya te dije, cinco minutos — Katty estaba muy sonriente, Allin la abrazo y le agradeció, se alejó de su amiga y marco el número de su hermano.
—¿Allin? — Era la voz de Elías — ¿Eres tú, Allin? — Volvió a preguntar y Allin cubrió su boca con su mano.
— Elías, soy yo, hermano, estoy bien — Hablo Allin.
— ¿Cuándo vuelves a casa?, te extrañamos, por favor vuelve, ya es hora.
— Elías, no sé cuándo volveré, él no me quiere dejar ir.
— Pero si ya cumpliste, fui a ese lugar de tu trabajo y esa chica, franchesca me dijo que no puedes durar más de dos o tres semanas, eso es abuso, él abusa de ti Allin — Habló Elías y se escuchaba frustrado.
— Lo sé, pero no sé si me quiero ir — Susurro la joven y durante unos segundos ambos hicieron silencio.
— ¿Por qué dices eso? — Allin soltó un suspiro.
— No lo sé, pero necesito tiempo, aquí — Dijo la joven.
—¿Te están obligando a estar en ese sitio? — Pregunta su hermano con tono de preocupación.
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A La Venta® - Trilogía En Venta #1
Любовные романыAllin López, una chica de veintiún años, fue a parar a una casa de prostitutas, puesto que necesitaba urgentemente dinero, sea como sea, para poder pagar la deuda que dejo su difunto padre y la quimioterapia de su madre con cáncer pulmonar y su herm...