La noche ya había caído, aunque no era aun la hora de cenar, esta pronto se acercaba, como esyaba aun aburrida, Katty no regresaba y Evans aun no la visitaba, Allin se sentía sola y aburrida, ni siquiera tenia con que llamar a su familia, los extraña tanto, deseaba poder escuchar la voz de su madre, poder pedirle perdón por haberla decepcionado tanto, quería con todo el corazón decirle que lamentaba ni haber encontrado otra manera de salvarla, que lo sentía tanto, pero allo encerrada no tenia nada, no sabia como comunicarse con ellos, como no sabia ya que hacer ella tuvo una idea, iba a recorrer la mansión en su interior.
Allin salió de su recámara y empezó a caminar por él pasillo, en ves de bajar los escalones recorrió el largo pasillo que seguía, entonces recordó una puerta, aquella puerta que vio cuando llegó por primera vez a esa mansión, aquella habitación que mostró Katty, pero que le impidió su paso, está estaba al final del recorrido, su puerta se veía en mal estado, vieja, desgastada y con su pintura desvaída, se veía que la pintura era negra y ahora solo rastro de ella se notaba.
— ¿Que habría aquí? — Susurro una pregunta para el aire.
Llena de curiosidad de saber que guardaba esa habitación, miro tras ella para ver si alguien subía los escalones, como no vio a nadie se quito su gancho de los cabellos para abrir la cerradura, intento abrirla pero no podía, saco el gancho y empezó a forzar esa serradura y entonces sonó un clic, ella sonrió porque pudo abrir la puerta, entro despacio para que la puerta no resonara, cuando estuvo dentro todo estaba a oscura. Casi estornuda por todo el polvo que se encontraba dentro, junto la puerta estaba el interruptor, ella encendio la bombillala cual pestaño varias veces hasta volverse del color amarillo, casi pega un grito al ver lo que avergava en esa recámara.
— ¡Santo Dios! — Exclamo en un susurro.
En esa habitación se encontraba una silla de madera la cual ella pudo ver una mancha oscura, parecía sangre, se acerco y del espaldar de la silla descansaba un látigo la cual se veía que era blanco pero que tenía manchas oscura, en otro lado había una cama pequeña de esas que se pueden recoger y poner aun lado, camino hasta ella y casi vuelve a pegar un grito, mas manchas de lo que parecía sangre, una gran mesa también de metal estaba ahí, en ella habían varios objeto, su corazón dio un vuelco hacia atrás al ver un atizador, de esos que se usan para marcar a los animales vacunos, le puso la mano y observo unas letras, eran la misma que Evans tenia en su espalda, cerro sus ojos y se imagino aun joven Evans siendo marcado como cualquier animal, casi deja escapar un sollozo.
No había ventana por lo tanto del lado que debería de estar esa ventana descansaba una pared de ladrillo en donde tenía ochos cadena, cuatro arriba y cuatro abajo, seguro ahí encadenaban a Evans y a su hermano adoptivo, de manos y de pies, pensó ella. Una lágrima se deslizo de sus ojos al ver ese cuarto de torturas, se imagino las veces en el que él pequeño Evans de unos ocho o diez años era encadenado por ese psicópata de su padre adoptivo, a ese niño de ojos extraños y cabello largo. Le dolía pensar que Evans no pudo ser un niño feliz.
— ¿Que haces aquí? — Dice una voz masculina.
Allin pego un grito de susto y casi se cae ya que se enrredo sus pies con las cadenas que estaban en él suelo, Evans quien era el que entro llegó hasta ella e impidió su caída, ella trago saliva por varias razones, la primera por el susto, la segunda por ser descubierta y la tercera por estar observando esos ojos de Evans, quería saber si eran verdes o marrones, pero ahora se confundía mas, parecía un azul opaco, tan desvaído.
— Yo-yo yo lo siento — Logro ella articular y se incorpora.
— ¿Como abriste la puerta? — El rostro de él se veía enojado — ¿Como Allin? — Había usado su nombre y no en tono amable o bonito, había rabia y enojo en esas palabras — ¡RESPONDE! — Rugió y ella dio un salto hacia atrás soltando se de sus manos, Allin se veia nerviosa y en pánico.
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A La Venta® - Trilogía En Venta #1
RomanceAllin López, una chica de veintiún años, fue a parar a una casa de prostitutas, puesto que necesitaba urgentemente dinero, sea como sea, para poder pagar la deuda que dejo su difunto padre y la quimioterapia de su madre con cáncer pulmonar y su herm...