A La Venta® - Trilogía En Venta #1

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Almorzar al lado de Evans ahora le resultaba un poco extraño, después de lo que él le dijo esta mañana ella no se sentía tan bien ante su presencia, mientras él comía como si nada pasara, ella jugaba con su plato de comida, no tenía apetito, ese hombre le quito las ganas de todo, solo deseaba irse pronto, ya no le importaba conquistar su duro corazón, bueno sí, deseaba muy dentro de ella quería que él dijese que nada de lo que dijo lo sentía, que también la quería y que aceptase vivir con él para siempre, pero sabía que eso parecía ser un sueño.

Allin lo miraba de vez en cuando, necesitaba chocar vista con él, ver si en verdad ya estaba aburrido de ella, si en realidad la iba a reemplazar, si después de todo este tiempo terminaría todo de esta manera, si su corazón sería tan duro como para no ablandar por ella y aceptar que sentía por ella. Evans, por otro lado, intentaba no verla tanto, algunas veces levantaba un poco su vista hacia ella, solo cuando ella estaba mirando hacia su plato, verla sin ánimos, sin deseo de comer le hería, odiaba verla así, pero sentía que era lo mejor, que debía alejarla.

— Come — Ordena él, era la primera vez desde esta mañana que él le hablaba, ella lo miro, tomo el plato entre sus manos, sonrió con tristeza y voto toda la comida en el piso — ¿Qué diablos haces? — Le pregunto él.

— Me cuestiono si soy como este plato de comida, cuando se nos antoja la comemos, siempre que deseamos, pero cuando no tenemos hambre o simple no deseamos comer lo que tenemos en la mesa lo botamos — Ella ríe — Yo soy como esto para ti, ¿cierto?, RESPONDE — Grita al ver que él no respondía, Allin se pone de pie y comienza a quitarse la ropa que llevaba puesta — ¿YA NO TE GUSTO?

— ¡PARA! — Él se pone de pie, ella quien solo estaba bajando los tiros de su blusa ríe — ¿Qué diablos te pasa, Allin?

— Tú, eso me pasa, tú, que llegaste a mi vida, que estás poniendo todo en mí de cabeza, me estás volviendo loca — Ella se sienta — Siento que me estoy perdiendo a mi misma, siento que amarte está destruyendo mi amor propio y no es justo — Una lágrima se desliza de sus ojos y luego sonríe — ¿Será Estocolmo?, quizás y en realidad no es amor lo que siento por ti, tal vez y estar aquí encerrada, siendo poseída sexualmente por ti haya terminado por sentir atracción hacia ti, tal vez esa sea la explicación.

— Basta, Allin, será mejor que subas a tú recámara, — Orden él.

— ¿Vamos a tener sexo, señor? — Pregunta con burla — ¿Me va a follar hasta el cansancio, romperá mi sexy coñito? — Él apretaba sus puños — Lo peor es que mientras digo este deseo que pase, que me ordene esperarlo desnuda, que entre despacio a mí recámara mientras yo estoy de espalda, sentir su aroma — Ella cierra sus ojos — Deseo sentir sus manos tocando mi piel, sus besos, que me tome, me lance a la cama, que hunda su cabeza y con su boca devore toda mi vagina, sentir su fría lengua y…

— ¡Basta! — Ordena entre dientes.

— No, seguiré, quiero que me ames, que no solo me desees como un estúpido plato de comida, quiero que me digas, te quiero, te quiero Allin, no que solo me digas, te quiero, pero coger, sino, que me digas te quiero, pero como el amor de mi vida, de tu vida.

— Eso nunca pasará — Él lo decía con el dolor de su alma, pero era lo mejor, era lo que pensaba.

— Lo sé y lo peor es que te sigo queriendo, qué humillante, ¿no?, rebajarme a esto y seguir haciéndolo, porque estoy dispuesta a ser cogida, follada hasta el cansancio — Allin se pone de pie — Haré lo que me pediste, disfrutaré estos días contigo, digo, ya perdí hace mucho mi dignidad, honor, vergüenza, fui humillada más de una ocasión, incluso en estos momentos estoy siendo humillada, pero no me importa, ¿Qué más puedo perder? — Allin se pone de pie — Te esperaré, desnuda y de espalda, así te gusta ¿no?