Capítulo 2

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Ya era viernes y Allin estaba más nerviosa por lo que pasaría el día de mañana, pero haría cualquier cosa por su familia, hasta prostituirse, pero solo bailará, no puede entregar su cuerpo a cualquier hombre, más bien, siente que a ningún hombre desconocido de ese lugar, nunca ha tenido novio en su vida, siempre se había centrado en su educación, sentía que un novio atrasaría sus metas y no podía permitírselo, pero ahora, ya nada de eso sirve, ahora está en unos de esos lugares que tanto juzgó, trabajará con mujeres de las cuales ella siempre tachó como vulgares que no podían buscar un trabajo mejor, pero ella misma observó que los culpables son las personas por no darle trabajo aquellas mujeres que si lo necesitan, que solo por no tener experiencias o alguna referencia de alguien importante no le dieron la oportunidad de tener un empleo decente y, en cambio, la llevan al abismo de la prostitución.

Ya era medio día, el sol ya estaba por salir, aunque aún estaba medio nublado y caía algunas gotas de lluvia, en casa de Allin estaban solamente su madre y hermano menor, los demás se habían ido a la escuela, su hermano pequeño estaba jugando con algún juguete con forma de un caballo, la madre de ella estaba sentada en una silla de ruedas con un aparato respiratorio, ese aparato era prestado por un señor que conoció su padre en el hospital, pero que tendría que devolver pronto. Allin tenía en sus manos las recetas que le había dado el doctor de su madre el día de ayer cuando fue a darle una de sus terapias y de la cual había gastado el único dinero que tenía ahorrado y todavía tenía que costear la quimioterapia de su hermano, cada segundo que pasaban sentía que se iba a volver loca, su padre no tenía ni dos meses de haber fallecido y ya había demasiado lío en su hogar.

El día de hoy no tenían dinero para comer, no sabía que le daría de alimentos a su pequeño hermano y a su enferma madre, no se preocupaba por ella misma, sino por esas dos personas enfermas de dos tipos de cáncer diferentes, no quería tener rostro de preocupada ante la presencia de su madre quien la estaba viendo en estos momentos, Allin sentía las lágrimas acumularse en sus ojos, tenía demasiadas cosas que hacer y se veía en muchos apuros. Y todavía no comenzaba a trabajar. Necesitaba dinero urgentemente.

— Hija, no me gusta verte así — Habla su madre y Allin levanta la cabeza de los papeles que tenía en sus manos y regadas encima de una mesa de madera que busco su hermano Elías.

— Estoy bien, mamá, es que le pediré un adelanto a mi jefe para costear estos gastos — Responde Allin.

— Allin, tengo hambre — Musita, su pequeño hermano, Allin suspiró y caminó hasta donde estaba su hermano.

— Matías, tienes que aguantar... — Dice Allin, pero al ver el rostro de su hermano salió de casa.

Ella puso sus manos en sus rodillas, llevaba puestos unos pantalones Jeans azul, una blusa blanca con un sobretodo puesto. Caminó fuera de su casa y cruzó la calle dirigiéndose al colmado del frente, había unas personas ahí comprando algo

— Hola — Saluda ella al llegar.

— Allin querida, ¿Cómo está todo en tu casa? Siento la muerte de tu padre, era un buen hombre — Una señora con unos rolos en su cabeza le da el pésame.

— Está todo bien, gracias señora María — Allin responde con su rostro neutro.

— Allin, muchacha, se te extraña en la universidad — Habla un muchacho entrando al colmado.

— ¿En serio?, Tuve que dejarla para cuidar a mi familia, pero volveré pronto — Ella se sentía muy nerviosa al estar hablando con esas personas de su vida familiar.

— ¿Qué necesitas Allin? — Pregunta la mujer del colmado, la vendedora.

— Nada, solo pasaba a saludar, que tengan un lindo día — Ella se sentía con vergüenza, así que empezó a salir fuera del negocio.

A La Venta® - Trilogía En Venta #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora