Evans se había ido a su empresa a trabajar por lo que Allin se sintió aliviada por todos los lados, no quería seguir observándolo y que con su presencia le recordará sus orgasmos nocturno y matutino, además de sus cicatrices aterradoras que solo provocaban lastimaba por parte de Allin, Ella no tenía palabras para describir esas horribles cicatrices, quería saber su historia y el porque de ellas, pero entendía que él no le diría una sola palabras sobre ellas, quizás si le preguntaba a Katty ella le diría, pero tenía miedo de que él se entrara de que andaba indagando su vida privada.
La joven bajo a la sala del comedor y ahí tenía puesto su desayuno, no se sentó, se sentía incomoda desayunar sola, por lo menos tenía compañía de su psicópata amo, ahora estaría sola sentada en esa mesa, camino hasta la cocina y ahí estaba Katty y la señora Dorothea, una señora de algunos sesenta años de cabello con canas, un cuerpo un poco robusto, estatura media, su rostro era indicio de que en su juventud era una mujer hermosa y elegante. Katty y Dorothea se sorprendieron cuando vieron entrar a Allin.
— Señorita — Habla Dorothea y se para del asiento del desayunador.
— Por favor llámeme Allin — Pide la chica y toma asiento al lado del desayunador.
— Él señor Evans salio muy temprano — Informa Katty quien a los ojos de Allin no era mas que una trabajadora y es que así lo pidió Evans.
— Ya me di cuenta — Musita Allin.
— Seño... me retracto, Allin, ya le he dejado su desayuno en la mesa, ¿necesita algo mas? — Pregunta Dorothea.
— Creo que sí, es que no me gusta comer sola en la mesa, y quería saber ¿si ustedes me podían acompañar? — Pidió como amabilidad.
— Lo siento Allin, pero a los empleados no se les permite — Aclara Dorothea.
— Que mal, entonces comeré con ustedes aquí, pueden recoger la comida del comedor — Dice Allin y sonríe.
— Háblanos de ti Allin, ¿de que partes del país eres? — Indagó Katty.
— Vivo... No, vivía en San Carlos, un pequeño barrio del gran Santo Domingo, vivía con mi familia, mi madre, mi padre y mis cuatros hermanos — Responde y su tono de voz fue bajando a una lenta.
— ¿Que sucedió? — Siguió Preguntando Katty.
— Katty, deja de indagar, no incomode a la joven — Riñe Dorothea.
— No importa Dorothea, mi padre falleció hace dos meses, es muy reciente, tuve que hacer algo para ayudar a mi familia — Allin no se atrevía a decir que hizo pero se sorprendió ante la contesta de Katty.
— Sabemos que el señor Jaquez la compro en un prostíbulo, como lo hizo con otras tres chicas atrás — Los ojos de Allin casi querían salirse de orbitas.
— ¡Katty!, ¿que te he dicho de hablar de más? — La regaña la señora y la mencionada solo se encoje de hombros.
— Es cierto, tu eres la número cuatro — Sigue diciendo Katty.
— ¿Entonces no soy la única? — Pregunta Allin, aunque paso era una a formación.
Por alguna extraña razón se sintió traicionada, él ya había tenido otras esclavas sexuales, ella no era la única, algo dentro de ella quería ser su primera esclava, pero no, ya él había tenido unas cuantas antes de comprarla a ella, y solo por unos segundo se sintió enojada e incomoda, pero luego se recuperó diciéndose a si misma que ella solo es una más y que nunca dejara de ser una mas de sus esclavas sexuales, además agradecía que ellos no hayan ido mas allá de dos orgasmo, dos orgasmo que ella disfruto y le gusto, cosa que también odiaba porque detestaba a ese hombre.
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A La Venta® - Trilogía En Venta #1
RomanceAllin López, una chica de veintiún años, fue a parar a una casa de prostitutas, puesto que necesitaba urgentemente dinero, sea como sea, para poder pagar la deuda que dejo su difunto padre y la quimioterapia de su madre con cáncer pulmonar y su herm...