Las luces de neón provocaron que no pudiera enfocar la vista con claridad, el ruido ensordecedor de alrededor no era algo de lo que disfrutara, no obstante, me había dejado arrastrar por Edward, Richard y Christian hasta aquel lugar, según ellos, dejar atrás mi soltería era un acontecimiento importante y debíamos celebrarlo.
No tuve voz ni voto en aquella decisión, si me lo hubiesen preguntado, habría preferido permanecer en la cama con mi mujer, envueltos entre las sábanas, haciéndole el amor hasta que llegara la hora de que legalmente pudiera llamarla mi esposa. Para mí, no había mejor celebración que aquella, poder sentir su calor, rodearla con mis brazos y amarla como tanto merecía.
No concebía la idea de una vida sin ella iluminado mis días, sin sonrisa brindándome calma. Conocerla fue de las mejores cosas que me habían pasado. A veces recordaba aquel momento en el que casi la pierdo después de dar a luz a nuestros hijos, sin poder evitarlo, la tristeza me embargaba. De igual forma, sentía que era un hombre afortunado y cada día agradecía el poder tenerla junto a mí.
Caminé con pasos lentos siguiendo al grupo dentro del local y buscando adaptar mis ojos a la luz. Sabía que lo alquilaron exclusivamente para celebrar mi despedida de soltero, por lo que los asistentes serían conocidos, lidiar con extraños en ese tipo de eventos no era mi fuerte, por lo general, cuando alguno se me acercaba era con el fin de sacar algún tipo de beneficio de mi persona.
Se armó una algarabía cuando notaron mi presencia, la mayoría de los invitados ya tenían bebidas en las manos y se notaban medios achispados por el alcohol, la celebración inició sin mí, dirigí la mirada hacia Edward en busca de una respuesta, pero él se limitó a encogerse de hombros.
Tomamos asiento en uno de los reservados del lugar y antes de procesar lo que estaba ocurriendo, Richard se acercó con una chica medio desnuda que hacía de camarera. Traía consigo una bandeja repleta de alcohol que depositó en nuestra mesa sin perder la gracia y sensualidad, le sonreí en agradecimiento.
—¿Con qué tú eres al que llevarán a la horca mañana? —Los hombres a mi alrededor lanzaron una carcajada al oírla.
—El mismo —respondió Richard en mi lugar mientras yo tomaba uno de los vasos que trajo y le daba un trago—. Es por eso por lo que hoy estamos aquí, apoyando su sacrificio —aquello no me parecía gracioso, pero no iba a discutir con ellos respecto a su sentido del humor, le había prometido a Johanna que iba a poner de mi parte y trataría de divertirme, lo que no esperé fue lo que sucedió a continuación.
De repente la música cambió, las luces se apagaron para encenderse un minuto después iluminando el escenario rodeado por una bruma de humo, miré a Richard y a Christian quienes comenzaron a vociferar con fuerza, no me tomó mucho tiempo deducir que ocurriría, intenté levantarme dispuesto a marcharme del lugar, pero una mano en mi hombre me devolvió al asiento. Gruñí en desacuerdo lanzándole una mirada de odio al que sería el padrino de mi boda.
En ese instante pensé en que, si Johanna se enteraba de lo que planificó su amigo para mi despedida, no lo hubiese elegido como su padrino.
—¡Voy a matarte! —exclamé haciéndome escuchar sobre la música mientras veía como varias chicas vestidas de enfermera sexy aparecían en mi campo de visión.
—Sí, haz lo que quieras, pero primero vamos a disfrutar del espectáculo.
Las chicas en el escenario comenzaron a moverse de manera sincronizada en un baile completamente sensual, a mi alrededor los hombres la vociferaban haciéndole saber lo mucho que le gustaba el espectáculo, Edward que se encontraba a mi lado las observaba sin mucho entusiasmo a diferencia de los demás y pronto lo vi levantarse de su lugar para darle paso a una de las chicas que se acercaba hacia mí.
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No te dejaré rendirte (COMPLETA) Editando.
Chick-LitDespués de un matrimonio desastroso Johanna le ha cerrado la puerta al amor. Prometió jamás volver a enamorarse, una promesa que recuerda cada día al mirar su rostro en el espejo. Una noche y nada más, es su lema de vida, cualquiera pensaría que esa...