Escucho la voz de William gritar por ayuda aferrado a mi cuerpo, las voces se oyen distorsionada y el tiempo parece detenerse. Han pasado horas, tal vez minutos antes de que logre salir de mi aturdimiento. Estoy despierta, lo sé porque escucho todo cuanto sucede a mi alrededor y puedo percibir algunas sombras moverse por la habitación. No distingo con exactitud lo que hacen, pero sé que están allí.Un olor extremadamente fuerte se filtra por mi nariz obligándome a reaccionar y apartar la mano de quién sea que ha acercado esa cosa olorosa a mi olfato. Ahora soy más consciente de lo que sucede a mi lado. Abro los ojos encontrándome con los de William que me observa luciendo ligeramente tenso. Hay miedo en su mirada, por inercia levanto mi mano derecha permitiéndome tocar su cara acariciando con ternura sus mejillas, sus ojos se cierran ante el toque, inhala y exhala con profundidad intentando sonreír sin verse tan tenso.
—Acabo de envejecer diez años—Susurra sin despegar sus ojos de los míos. Suspira con profundidad como si aquello le permitiese soltar un poco de la tensión que carga.
—Tiene la tensión arterial un poco elevada—Comunica el doctor al quitar el tensiómetro de mi brazo. Hace un momento llegó y procedió a examinarme—Intente mantenerse tranquila, en su estado no debería alterarse tanto—Recalca señalando lo obvio. Bueno, doctor, no todo es mi culpa, pienso como si este pudiera leer mi mente.
–Todo ha sido mi culpa doctor–interviene William, no puedo quitarle su parte de responsabilidad en esto. —Le prometo que no volverá a suceder–Informa tomando mi mano dándole un leve apretón.
Lo observo en silencio hasta que el doctor sale de la habitación.
–Lo lamento –Se disculpa–No quise pelear contigo y que te alterarás de esa manera ¡Dios! No sé qué sería de mí si algo malo les hubiera pasado por mi culpa. –Acaricia mi estómago ante la última frase.
–Yo también he reaccionado mal. –Admito–Esta es tu casa y no debería haberme involucrado en la manera en la que tratas a tus empleados aunque no haya sido de mi total agrado.
–No no no, realmente actúe mal, por lo general no soy un mal jefe. –Media sonrisa se dibuja en su rostro–Pero verte trabajando cuando deberías estar en reposo me molestó muchísimo. Me alteré y no reaccioné de la mejor manera.
–Pero es que no hacía gran esfuerzo–refúto dándole a entender que fregar un vaso no me matará.
–Ahora lo sé, por eso te pido que me perdones, también le pedí disculpas a la empleada con un bono extra por sus servicios.
–¿Todo lo resuelves con dinero? –Arqueo una ceja en su dirección.
–Cuando creo que puede funcionar.—Admite— Sé que contigo eso no funcionaria—Su sonrisa a la par de la mía se ensancha rompiendo un poco con el ambiente tenso del que estamos rodeados hace rato. –Necesitamos hablar de tu estancia aquí–Comenta haciendo que mi sonrisa se borre. –Quiero que entiendas que esto no es una imposición, solo estoy preocupado por tu salud y por la de mi hijo.—intenta mediar—Sé que vives solas, Johanna, en tu estado no es conveniente esa situación, según el doctor tu cuerpo está muy débil, necesitas guardar reposo sin tener que preocuparte por nada y no creo que eso sea posible si te empeñas en hacer las cosas solo por sentirte una mujer independiente–Suspira.–No planeo quitarte la libertad, no voy a retenerte aquí, pero quiero que te detengas a pensar en tu salud y la de nuestro bebé, no está de más que también pienses un poco en mí, en lo angustiado que voy a estar intentando trabajar sabiendo que podrías estar en peligro, aquí podrás descansar a plenitud, y tendrás vigilancia médica las 24 horas del día.
–William... –Tiene razón, sin embargo, mentalmente no estoy preparada para vivir bajo el mismo techo con él cuando mis sentimientos son una montaña rusa en descontrol.
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No te dejaré rendirte (COMPLETA) Editando.
ChickLitDespués de un matrimonio desastroso Johanna le ha cerrado la puerta al amor. Prometió jamás volver a enamorarse, una promesa que recuerda cada día al mirar su rostro en el espejo. Una noche y nada más, es su lema de vida, cualquiera pensaría que esa...