CAPÍTULO 18

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Dereck.

Días de paz.

Ya a pasado un mes desde que está conmigo, desde aquel día que intentó quitarse la vida me volví más cercano a ella, hay veces en que no está de buen humor y trata de alejarse de mi, le doy su respectivo espacio pero siempre le hago saber que la protegere y no dejaré que nadie la dañe. Siempre trato de estar al pendiente de ella incluso cada que necesite algo se lo daré sin importar que sea, a menos que sea irse, eso es imposible, me pueden llamar egoísta pero ella no puede irse de mi lado, ahora me pertenece y nada cambiará eso.

—¿Necesitas algo?— niega.

—No, estoy bien así— sujeto su rostro y le doy un pequeño beso— ¿Pasa algo?

—Quiero que esta noche me acompañes a una reunión que tengo, quiero que vayas como mi pareja— se queda en silencio y siento que su respuesta va a ser negativa.

Solo se queda mirándome, detallo cada fracción de su rostro mientras acaricio sus mejillas, sus manos sujetan mi rostro y me da una pequeña sonrisa.

—No lo sé, es que.... no creo que sea buena idea, no sé con quien te vayas a ver pero sea quien sea es gente cercana a tu clan y todos los de la pirámide delincuencial me conocen a la perfección, siento que no sería buena idea el que yo....

—¿Olvidas lo que te prometí?— niega— Por favor, solo serán un par de horas.

—Me sentiré como como una oveja rodeada de lobos hambrientos— medio me río y luego le doy un pequeño beso en la frente.

—Tranquila, nunca dejaría que te toquen, esa oveja estaría a salvo— se ríe— Pero está bien, no te voy a forzar a nada, vas a quedarte pero habrá reglas.

—Okey.

—No debes salir para nada, nada de usar celular o cualquier tipo de medio de comunicación, no intentes nada estupido, no habrás la puerta a nadie y...— me da un beso.

—Ya entendí— golpean la puerta— ¿Pediste algo?

—No, quédate aquí.

Me dirijo hacia la puerta y antes de abrir ubico la pistola que traigo escondida, vuelven a golpear y al escuchar la voz de quien se trata ruedo los ojos y Amelia se ríe.

—¿Cómo carajos sabías donde estábamos?— digo mientras le abro la puerta.

—¿Esa es la forma de recibir a tu mejor amigo?— entra y se acerca a Amelia— Pero miren que belleza— lo miro arrugando las cejas— Ay lo siento olvidé que solo el puede llamarte así.

—También me da gusto verte Ángel.

—¿Ves? Se un poco como ella, espero que se te pegue algo de amabilidad y ternura de ella.

Sujeto del brazo despacio a Amelia sin lastimarla y la traigo hacia a mi.

—No te la voy a robar tranquilo, no soy tu hermano— me río muy falsamente.

—Que gracioso.

Pensándolo bien es una genial idea el que haya venido, puede quedarse con ella y así puedo irme sin preocuparme del que ella pueda hacer algo estupido.

—Ya que estás aquí, has algo productivo y cuida de ella mientras no estoy.

—Puedo cuidarme sola.

—Si pero entiendeme que aún no confío después de...

—Lo único que entiendo es que ni siquiera puedes confiar un poco en mi, se supone que lo que tenemos se basa en....

Cada quién elige su destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora