Cada quién elige su destino

CAPÍTULO 22

Dereck.

¿Bebé en camino?

—¡Dereck!— la escucho gritar desde la habitación de Regginal.

Intento abrir la puerta pero está con llave, empiezo a patear y empujar con fuerza, escucho un disparo el cual me altera más y logro abrir la puerta, lo miro apuntándole y me acerco con rapidez y le arrebato la pistola. Lo encuello haciéndolo retroceder, aprieto su cuello impidiendo el paso del aire.

—¿Que intentas?

—¡Te atreviste a tocar a mi mujer otra vez!— le grito, lo suelto mientras le doy un golpe en la nariz.

—¿De que estás hablando?— se limpia la sangre, joder la rabia se me sube a la cabeza al ver como es tan cínico— Esa mujer te está metiendo ideas en la cabeza ¿no te das cuenta?

—¡Cállate!— le apunto con un arma— ¡Eres un cínico!

—Dereck soy tu padre...

—¡Me importa una mierda quien seas, te atreviste a tocarla, a lastimarla y eso te va a costar tu asquerosa vida!— miro el arma— Pero no pienso hacerlo con esto, me dará más satisfacción hacerlo con mis propias manos.

Tiro el arma y me le tiro encima dándole golpes.

—¡Defiendete!— le grito lleno de furia.

Me sujeta por el cuello intentando inmovilizarme, le doy un cabezazo que lo hace retroceder, le doy una patada en el estomago que lo hace irse contra el velador de la cama, vuelvo a golpearlo sin control. Me golpea en la entrepierna haciéndome apartarme por unos segundos los cuales aprovecha para golpearme.

—¡Mira en lo que te has convertido, un marica que obedece ordenes de una puta!

Vuelvo a recomponerme y me le voy con más fuerza, barro sus pies haciéndolo caer al piso empiezo a golpearlo descontrolado, mis nudillos se revientan y su cara está llena de sangre, la piel de sus pómulos se abre con mis golpes y con cada uno de ellos la sangre me va salpicando a la cara, me importa una mierda si se está ahogando con su propia sangre o si la mafia pueden tomar medidas por asesinar a mi propio padre.

—¡Dereck detente!— escucho la voz de Emiliano a lo lejos, estoy cegado por la rabia y nada me puede parar.

—¡Dereck por favor!— escucho su voz y sujeta mis hombros.

Logran separarme de él, observo su cuerpo tendido en el suelo lleno de sangre, no creo que lo haya matado y eso me molesta pero tampoco estoy descontento con el resultado.

—Tenemos que llevarlo con un médico.

Emiliano es como el jefe de los hombres de nuestro clan, yo doy la órdenes y el se encarga de que los demás realicen lo que pedí a la perfección.

—Si es por mi que se muera— digo lleno de odio y salgo de la habitación mientras escucho pasos detrás mío.

—Ve con ella— me detiene— Está asustada.

—¿Dónde está?

—Ángel se la llevó a la habitación.

—Mantenla ahí no dejes que nadie la toque ni la dañe, iré en unos minutos.

Suspira y me palmea el hombro, se regresa y yo avanzo a la habitación que solía ser de Amelia, me deshago de la ropa llena de sangre y me doy un baño, el agua caliente arde en las heridas pero relaja mi cuerpo, cuando termino me miro al espejo, tengo la cara amoratada, pómulo y labio partido y los nudillos reventados.