EXTRA II

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Adrián

La boda.

13 de marzo del 2020.

—Relájate todo saldrá bien— me dice Amelia acomodando mi camisa— Dios, no existe hombre más guapo que el señor ministro— me río.

Ella está hermosa con un vestido rosado claro, maquillaje combinado con el vestido y tacones rosados. Huele a colonia dulce, su cabello tiene aroma a coco y tiene una bella sonrisa en sus labios.

—Es tarde, vamos.

Subimos a la limusina, decidimos que la boda sería en la mansión que Alina y Erick compraron para vivir. Erick guía al conductor y Amelia sostiene a mi hermoso nieto, el cual tiene dos meses y como dos semanas. Mariana igual está embarazada, lo descubrió después de año nuevo que estaba embarazada de tres meses, en junio de este mes nacerá nuestro bebé y estoy más que feliz el poder ser padre otra vez. En este momento ella tiene seis meses de embarazo, el sexo aún no lo sé, me lo está ocultado pero pronto lo sabré. Al principio Mariana se negaba a casarse estando embarazada pero la convencí y aceptó.

Al llegar a la mansión me pongo en el altar, Erick me informa que Mariana ya está aquí, observo mi alrededor, en las primeras filas están todos mis allegados, entre esos Amelia con su "amigo" Liam, Erick, Alina, Scott, Cristal la madre de Alina y Sebastián.

Cuando las notas musicales se apoderan del lugar todos miran hacia la entrada, me deslumbro cuando ella aparece, Brisa viene a su lado pero Mariana se roba toda mi atención, está hermosa y su embarazo no la hace menos sexy, en realidad ya quiero estar con ella a solas y hacerla mía como tanto nos encanta. Cuando está frente a mi le sonrío y acaricio sus mejillas.

—Estás hermosa— le susurro y me da una hermosa sonrisa.

La ceremonia comienza, cabe recalcar que obviamente mi ejército está presente, es una tradición, incluso estoy con el uniforme reduciendo mis medallas e insignias. No dejo de admirar su belleza y ella me mira a cada nada, sonriente y con brillo en sus hermosos ojos.

—Adrián Muller, ¿aceptas a Mariana Smith como tú legítima esposa, para amarla, respetarla, cuidar de ella en salud y enfermedad, en la pobreza y riqueza hasta que muerte los separe?

—Acepto— contesto.

—Mariana Smith, ¿Aceptas a Adrián Muller como tú esposo, para amarlo, respetarlo, cuidarlo en salud, enfermedad, riqueza y pobreza hasta que la muerte los separe?

—Sí, acepto.

—Que el hombre no separe lo que Dios acaba de unir, los declaro marido y mujer, puedes besar a tu esposa.

La tomo del rostro y la traigo a mi boca, la beso tratando de contenerme, todos aplauden y me niego a separarme de su boca.

—Te amo— me susurra y sonrío.

Nos damos vuelta para caminar fuera del altar.

—Todos firmes— les ordena Sebastián a los soldados— Sables listos y ¡Arco!

Forman el arco como la tradición lo dicta, miro a Amelia la cual nos mira con una gran sonrisa.

—Las Fuerzas Armadas da por concluido el matrimonio del ministro Adrián Muller y su esposa Mariana Smith— vuelve hablar Sebastián.

Cruzamos por el arco formado por sables, todos se acercan a felicitarnos por nuestra unión, por mi parte no me separo de ella ni un instante y a cada nada la beso con intensidad.

—Te amo— acaricio su vientre.

—También yo— rozo nuestras narices— Señora Muller.

Me abraza. Tenemos una pequeña celebración, cada quien está sentado en su mesa, Mariana y yo nos sentamos en la nuestra con Amelia, Brisa, Scott, Erick, Alina, Sebastián y Cristal.

Cada quién elige su destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora