CAPÍTULO 29

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Amelia.

Recuerdos procesando.

Siento como si en estos meses me hubiese desaparecido del mundo y todos estuvieron viviendo sin mi, es demasiado extraño no recordar lo de los meses pasados, nadie quiere decirme nada, solo papá intenta hacerme recordar ciertas cosas. Aunque dijeron que la perdida de la memoria sería solo sería momentaria y que poco a poco iba ir recordando las cosas aún no lo hago, nada viene a mi mente y me es demasiado estresante el no poder recordar que pasó.

Tengo una duda, bueno muchas dudas pero todas esas dudas giran al rededor de un solo nombre, Dereck, en la clínica cuando lo vi no sentí nada y ni siquiera sabía quien era y hasta ahora no lo sé, me preguntó si no lo recuerdo y era obvio que no, ni siquiera sabía que había conocido alguien nuevo en esos meses, pero la mayor pregunta es ¿Qué fue para mí? En la clínica lo vi desesperado porque no sabía quién era y mi padre de vez en cuando me pregunta si no recordé algo y siempre es referente a él. Aunque cada que recuerdo ese nombre siento algo en mi que no se como describir, es como si mi cuerpo reaccionara frente a ese nombre. Últimamente siento un vacío enorme difícil de llenar, como si alguien faltara en mi vida.

—Princesa, llegamos.

Me quito los auriculares.

—Me desanime, me quedaré aquí.

—Como quieras—se conecta el auricular— Puedes escuchar todo.

—Okey.

Sale del auto y me quedo sentada mirando como entra a la central. ¿Por qué aquí? Regginal y Thomas están en la central de Londres y no entiendo el porqué el esta aquí. Por curiosidad tomo el auricular y me lo pongo para escuchar la conversación entre el tal Dereck.

Buenas tardes señor ministro, pase por aquí por favor— creo que es un guardia— En este momento el señor Reyson está con su hijo.

Gracias— habla mi padre.

Escucho el ruido de unas rejas abrirse.

—Dereck, que gusto volver a verte.

Adrián, lo mismo digo.

—Hola campeón, ¿cómo has estado?

—Hola, bien, la niñela es muy buena— Sonrío y no sé porque.

Dereck, tienes conocimiento de quien es Ángel Ferrara.

—Sí claro— joder, su voz de lo más atractiva— Es mi colega, ¿Por qué?

—Se a contactado diciendo que yo lo contraté como nuevo niñero, me tomé la molestia de venir a preguntarte personalmente si lo conocías o si tenía que mejorar la seguridad para ti y tu hijo.

—Haces mucho por mi, ponerme en una celda privada con ciertas comodidades y guardias para que los demás prisioneros no se metieran conmigo, siento que no haces esto solo porque ayudé con lo de Alina.

—Tienes razón, lo hago por ti.

—¿Por mi?

—También por mi hija.

Presto más atención a la conversación

¿Qué tiene que ver Amelia? ¿A recordado algo?

—Lamentablemente no, y tiene mucho que ver, me di cuenta que en realidad si la querías o bueno la quieres, no sé, sabes perfectamente porque no quería que te acercaras a ella, aún si lo hiciste, se enamoraron y ya no pude hacer nada. Hago esto porque si en algún momento ella llega a recuperar la memoria lo primero que hará es preguntar por ti, si sabe que te dejé venir a la central de aquí me mataría y mucho más si algo te llega a pasar, a ti o al niño, ella los quiere mucho y sé que me odiaria toda la vida si les llega a pasar algo malo.

Cada quién elige su destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora