Capítulo 23

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Busan St. Mary's Hospital – Busan – Sábado 19 de septiembre del 2009 – 09:21 AM

Los primeros rayos de sol intentaban colarse por entre las espesas nubes de un día cualquiera en Busan, Jungkook se removió intranquilo despertando de un sueño poco reconstituyente. Le dolía el cuello y sentía los brazos entumecidos. Intentó incorporarse y varios calambres recorrieron su espalda.

Gimió muy bajito y abrió los ojos por fin, la primera imagen que vio fue de una mano pálida sobre algo blanco. Enfocó su vista y los recuerdos del día anterior llegaron a su mente de golpe, se frotó los ojos y un bostezo involuntario le obligó a abrir la boca.

Se vio recargado sobre la cama donde Jimin todavía dormía, detuvo su vista en su rostro... Jimin era tan hermoso... tenía un gesto tan dulce... acarició una de sus mejillas con un dedo y Jimin sonrió, otra sonrisa se extendió por sus labios.

Jimin abrió los ojos y tuvo que cerrarlos porque le molestó la luz, parpadeó hasta poder acostumbrarse a la luminosidad y después centró su mirada en Jungkook, que estaba junto a el sonriéndole y haciendo que su corazón latiese más deprisa de lo normal.

Parecía tan tonto que Jungkook eclipsase todo lo demás... pero sí, para Jimin todo pasó desapercibido en cuando los ojos de ambos se cruzaron. Olvidó que estaba en un hospital y hasta el motivo por el que lo hacía, se olvidó hasta de respirar y un mareo lo obligó a cerrar los ojos.

En ese momento fue cuando se percató de un sonido constante y repetitivo que inundaba la habitación. Miró a su izquierda y vio el aparato causante de dicho ruido.

— Es el corazón de las bebés –dijo Jungkook en un murmullo con voz rasposa.

Jimin entonces recordó y una expresión de angustia cruzó sus rostro.

"Le dolía... sus bebés... Soobin... Taehyung y Seokjin gritando..."

Su respiración se volvió entrecortada y se llevó las manos a su vientre intentando proteger a sus hijas. Jungkook lo tomó de las manos y sin dejar de mirarlo a los ojos se acercó a él hasta poder abrazarlo.

— Ya todo está bien, cariño –susurraba él contra su pelo— las bebés están bien y todo pasó.

— ¿Seguro? –preguntó el con un hilo de voz.

Jungkook se alejó de el y lo miró a los ojos, una ligera sonrisa se asomó a sus labios.

— Seguro... solo que –titubeó— tendrás que guardar reposo.

Jimin abrió mucho los ojos y lo miró con incredulidad.

— ¿Cuánto tiempo? –preguntó asustado.

Jungkook carraspeó y lo miró con precaución...

— Hasta que nazcan las niñas –dijo desviando la mirada.

— ¿Eso cuánto tiempo es?

— Bueno... ayer casi pasa así que... —Jungkook intentó restarle importancia— eso es impredecible, pero tanto el doctor Bae como yo esperamos que al menos un mes más.

— ¿Todo un mes en reposo? –preguntó Jimin sin poder creérselo.

— Sí... pero –continuó al ver el gesto de desagrado en el— piensa que es por las bebés, para que nazcan más fuertes.

Jimin suspiró y se acarició la barriguita, Jungkook lo imitó.

— ¿Seguro que están bien? –preguntó el en un murmullo.

— Perfectamente, —lo tranquilizó— el doctor Bae te atendió personalmente y dijo que todo estaba bien. Solo debes mantener el reposo.

Una enfermera los interrumpió con el desayuno y Jimin lo comió con ansias, estaba hambriento. Jungkook lo miraba como embobado, le parecía increíble que después de todas las vueltas que había dado la vida, ahora se encontrase en esa situación, cuidando de Jimin y de sus hijas, preocupándose por su bienestar y recibiendo a cambio todo con lo que había soñado: el amor incondicional de Jimin.

Golpes y floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora