Capítulo 29

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Mansión Jeon – Afueras de Busan – Jueves 24 de diciembre de 2009 – 09:25 PM

— Y Jungkook tuvo que correr con Jimin a urgencias porque se había dislocado un dedo al caer sobre Nayeon –gritó Namjoon haciendo que todos estallasen en carcajadas.

Era el deporte favorito de la familia Jeon, los días de cenas, comidas, meriendas... en fin, cualquier reunión familiar era la excusa perfecta para recordar las anécdotas más graciosas y vergonzosas de toda la familia, y como Jimin estaba pasando la navidad con ellos fue el blanco perfecto en esa ocasión. También era el que más anécdotas tenía de los presentes debido a su torpeza y falta de equilibrio. Entre Namjoon y a veces incluso el mismo Dong Hyuk, relataron casi una a una todas las caídas, tropezones y situaciones poco decorosas en las que Jimin había estado implicado.

El solo se ocultaba entre los brazos de Jungkook y se ruborizaba hasta límites insospechados. Sentía sus mejillas ardiendo y no ayudaba nada que Jungkook se riese también con alguna de ellas.

— Jimin... —susurró Jungkook en su oído— ¿vienes a dar un paseo conmigo?

Jimin lo miró con el ceño fruncido.

— Hace frío –se quejó.

Jungkook rodó los ojos y sonrió.

— No vamos a salir, me refiero a un paseo por la casa –explicó sonriendo.

— Pero... —intentó protestar, pero Jungkook puso un dedo sobre sus labios.

— Hee Jin, Jin o Tae se harán cargo de las pequeñas... además, no tardaremos demasiado –explicó intuyendo sus pensamientos.

— Está bien...

Él se puso en pie y Jungkook le hizo una señal a su madre, ella la captó en seguida y fue a la habitación de Jungkook a comprobar si Jisoo y Somin continuaban dormidas.

Jungkook tomó a Jimin de la cintura y lo dirigió hasta el estudio donde sus padres todavía conservaban un piano, para que él lo tocase cuando estuviese de visita.

— Que paseo más largo –ironizó el.

Jungkook solo sonrió y se sentó en la banqueta frente al piano.

— Ven –susurró tomándolo de la mano y haciendo que se sentase a su lado – tengo algo que enseñarte.

Jimin se quedó en silencio y miró a Jungkook de un modo que él no pudo descifrar. Pero es que dentro de él había un remolino de emociones que no podía controlar, nunca se había sentido así, siempre había estado enamorado de Jungkook, pero como era alguien imposible para él se entregó a otros amores, incluso creyó estar enamorado de alguno de ellos, pero eso no era nada... ¡nada! Nada comparado a lo que sentía por Jungkook en ese mismo instante.

Cada vez que lo tocaba consciente o inconscientemente, sentía que su tacto ardía, cuando lo besaba era como si todo el mundo desapareciese a su alrededor y solo estuviesen ellos dos. Amaba dormir apoyado en su pecho mientras él lo rodeaba con sus fuertes brazos. Se perdía mirando en sus ojos... si hasta con solo verlo acercarse a él sonriendo de lado sentía mariposas en el estómago... sí mariposas, Park Jimin, el adulto, el padre de familia y futuro escritor... sentía mariposas en el estómago cada vez que Jeon Jungkook le sonreía.

Jimin despertó de sus pensamientos cuando los dedos de Jungkook comenzaron a volar sobre las teclas del piano... una melodía dulce, tierna, acompasada... comenzó a oírse. Las suaves notas flotaban por la estancia haciendo que el corazón de Jimin se encogiese en su pecho. Por momentos le parecía reconocer su canción en la tonada, pero cuando creía estar seguro de que era esa melodía, las notas cambiaban volviéndose más tiernas y dulces si eso era posible.

Golpes y floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora