Capítulo 31

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Mansión Jeon – afueras de Busan – Lunes 28 de diciembre de 2009 – 6:03 PM

Dong Hyuk y Hee Jin miraban abstraídos la escena ante ellos.

Jimin y Jungkook sostenían cada uno a una niña y le daban su biberón, ellas miraban fijamente a cada uno de sus progenitores respectivamente y ellos le devolvían una mirada cargada de cariño y devoción.

Hee Jin no podía evitar suspirar cada pocos segundos. Nunca había imaginado que su hijo fuese tan feliz, pero Jimin le había dado esa felicidad, pero no solo a él, a toda la familia. Esos rayitos de sol que tenía por hijas habían iluminado a cada uno de los miembros de su familia sacando lo mejor de ellos mismos.

Hoseok había descubierto su afición a la fotografía gracias a la insistencia de Taehyung porque les tomase fotos a cada momento, "porque los bebés cambian constantemente" eran sus palabras exactas.

El mismo Taehyung había descubierto que estar sentado y sin hacer nada más que mirar dormir a sus preciosas sobrinas era bueno, más que eso, relajante. Después de hacerlo se sentía igual que después de haber dormido una buena siesta.

Seokjin había descubierto su instinto paternal, estaba intentando lavarle el cerebro a Namjoon para que ambos tuviesen un hijo, algo a lo que él estaba dispuesto, "pero primero tendremos que practicar mucho" palabras textuales, acompañadas de varios movimientos sugestivos de sus cejas.

Namjoon había descubierto que también puede ser tierno y dulce cuando la situación lo requiere, después de las suplicas de Jimin para que sostuviese en brazos a las bebés al menos durante dos segundos, alegando que no las rompería, él le había cogido gusto, y siempre que podía tenía a una de ellas en su regazo y se dedicaba a hacer muecas extrañas y observando las reacciones de la pequeña ante ellas.

Dong Hyuk volví a revivir cada momento con sus tres hijos... para él esas niñas eran una bendición y algo que marcaba un antes y un después en la familia Jeon.

Y Hee Jin... Hee Jin no cabía en sí de gozo. Para ella compartir tiempo con esas niñas era un regalo, y ver como toda su familia se implicaba por ellas era lo mejor que podría pasar.

El sonido del teléfono móvil de Dong Hyuk hizo que todos se sobresaltaran, hasta las bebés, que abrieron sus pequeños ojos desmesuradamente a causa de la sorpresa.

Dong Hyuk se alejó para atender la llamada, ya que era del trabajo. Volviendo minutos después con un semblante extraño. La noticia que le acaban de dar no debería alegrarle, aunque en el fondo lo hacía... se sentí un poco mal por ello. Él había jurado cumplir con una ética médica, y no debía de alegrarse por el sufrimiento de las personas por mucho que estas lo mereciesen.

— ¿Algún problema cariño? –preguntó Hee Jin preocupada.

— Nada de lo que preocuparse –dijo él con una sonrisa tranquila. — Un traslado de un paciente, ¿Jungkook podemos hablar? Ahora... debo irme al hospital.

El aludido asintió y dejó a la pequeña Jisoo en los brazos de su abuela Hee Jin, ganándose una sonrisa de parte de ambas. Siguió a su padre hasta su estudio y Dong Hyuk mostró un gesto contrariado.

— ¿Algún problema papá? –hizo la misma pregunta que su madre.

— No realmente –susurró Dong Hyuk— van a trasladar a un paciente al hospital, creí que debías saberlo.

Jungkook frunció el ceño confundido.

— ¿De quién se trata? –preguntó.

— Kim Minhyuk –dijo Dong Hyuk con voz solemne.

Jungkook parpadeó un par de veces mientras asimilaba el significado de esas palabras.

— Supongo que avisarán a Sung Jae y Hoseok, por el juicio y la orden de alejamiento que tiene con Jimin –continuó Dong Hyuk.

— ¿Qué... qué le ha pasado? –preguntó Jungkook.

— Le han dado una paliza... por segunda vez debo decir... —dijo Dong Hyuk con una medio sonrisa— y en lugar de ir a la enfermería se metió tres gramos de cocaína... sobredosis... ahora está en coma.

Jungkook suspiró y se rascó la frente... que estuviese en coma lo dejaba más tranquilo, no había posibilidad alguna de que escapase del hospital e intentase algo contra Jimin o las niñas.

— Gracias... por avisarme digo –dijo Jungkook aturdido mientras se giraba para abandonar el despacho de su padre.

— Hay algo más –dijo Dong Hyuk cuando Jungkook estaba a punto de salir de la habitación— tiene el ano totalmente desgarrado.

Jungkook palideció al oír la última información... eso solo tenía un motivo posible. Y aunque esa escoria se lo merecía por todo el daño que le provocó a Jimin, no era algo que se le pudiese desear a nadie.

— No le digas nada a Jimin... —susurró Jungkook— prefiero hacerlo yo.

— Como quieras hijo... pero recuerda que él debe saber –le aconsejó Dong Hyuk.

— Lo sé.

Golpes y floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora