Capítulo 15

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Hospital de Busan – Martes 22 de agosto de 2009 – 11:45 AM

Jimin deambulaba por los pasillos del hospital de Busan, no sabía muy bien a donde se estaba dirigiendo, pero estaba siguiendo una corazonada. Tenía que encontrar a Jungkook. Como si estuviesen compartiendo esos pensamientos sintió una patadita de uno de sus bebés. Se acarició el vientre y continuó con su búsqueda.

Divisó la cabellera castaña que tanto anhelaba al fondo de un pasillo, hablando con una de las enfermeras. Sonrió ampliamente y se acercó a ellos.

— No puedo –dijo Jungkook con voz cortante.

Jimin frunció el ceño.

— Venga Kookie, solo será una copa, no voy a secuestrarte –dijo la enfermera que hablaba con él.

Cuando Jimin se acercó un poco más pudo ver a una chica rubia, con los ojos azules más profundos que había visto nunca.

— Mina, no insistas, tengo cosas que hacer –dijo Jungkook cada vez más molesto.

Jimin se quedó paralizado, malinterpretando el comentario de Jungkook, creyó que su molestia era por no poder ir a la cita con esa chica, no porque realmente estaba harto de decirle que no una y otra vez. Jimin se sintió culpable, Jungkook estaba dejando de lado su vida por culpa de él, por cuidarlo, por no dejarlo solo. Estaba a punto de dar media vuelta e irse, ir a casa de Jungkook para recoger sus cosas y buscar un lugar donde vivir dejándolo tranquilo, aunque eso le partiese el alma

— ¡Jimin! –chilló una enfermera.

Jimin se maldijo porque lo había hecho notar, y Jungkook sonrió al ver la figura de Jimin a pocos pasos de él en el pasillo.

— Shin Hye –dijo Jimin con falso entusiasmo— ¿cómo estás?

— Estoy bien... ¿pero tú? ¡Estás hermoso con esta barriguita! –dijo con ternura acariciando su vientre.

Jungkook hizo a un lado a Mina sin mediar palabra y la dejó plantada en su lugar para acercarse a Jimin.

— Jimin cariño... ¿qué haces aquí? –preguntó Jungkook sin poder borrar la sonrisa.

— Necesitaba hablar... y he venido a ver a Lisa–contestó el con un hilo de voz.

— ¿Tú solo? –preguntó preocupado mientras fruncía el ceño.

— No, Namjoon me ha traído. Me está esperando en la cafetería –mintió, él le había pedido que se fuera, tenía intención de volver a casa con Jungkook.

— He acabado mi turno... ya nos vamos juntos –pasó un brazo por sus hombros y lo atrajo hacia sí.

Jimin bajó la mirada avergonzado mientras jugueteaba con el dobladillo de su camiseta. Shin Hye, todavía permanecía frente a Jimin y suspiró mientras sonreía.

— Se ven tan adorables... enhorabuena chicos –dijo a modo de despedida mientras se marchaba por el pasillo.

Jimin se sonrojó por la connotación que habían tenido las palabras de la enfermera, Jungkook sonrió como un tonto, alegre porque todo el mundo pensase que los bebés de Jimin eran suyos, no podría estar más orgulloso de que pasase eso.

— Yo puedo volver con Namjoon... —susurró Jimin— tú sal y diviértete un rato, no puedes quedarte encerrado en casa solo porque yo lo esté, mañana tienes el día libre y no necesitas madrugar. Sal y disfruta.

Cada palabra que salía de su boca era un puñal directo a su corazón, pero él estaba seguro de que eso era lo mejor. No podía pedirle a Jungkook que estuviese a su lado, era egoísta, era... era imposible.

Golpes y floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora