Capítulo 7

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Casa de Jungkook - Busan - Viernes 29 de Mayo de 2009 - 17:30

Hoy era el día libre de Jungkook. Estaba sentado frente a su piano dejando que los dedos se deslizasen con voluntad propia sobre las teclas. No pensaba, solo dejaba que la música naciese por sí sola uniendo unas notas con otras. Sin darse cuenta estaba tocando aquella melodía que compuso con diecisiete años, aquella que le regaló a Jimin por su cumpleaños. En aquel entonces estaba intentando olvidarlo mientras besaba a Kim Jennie. Sabía que nunca podría sentir nada por ella, pero al menos mitigaba sus ganas de estar con Jimin y su frustración por no poder hacerlo.

Después del día que le tocó esa canción por primera vez Jimin se alejó de él, no sabía el motivo y le dolía verlo interactuar con Taehyung y Namjoon y a él le rehuía como si no quisiese tenerlo cerca. Hacía mucho tiempo que había olvidado eso, pero al volver a tocar esa suave melodía ese sentimiento de pérdida regresó a él.

Jimin estaba bajando las escaleras cuando la música llegó a sus oídos. No pudo evitar sentarse en el último escalón y cerrar los ojos dejándose llevar por ella. Todavía recordaba como si fuese ayer la primera vez que Jungkook la tocó para el. Era su cumpleaños número diecisiete y fue su regalo por parte de él. Mientras estaba sentado en el banco del piano a su lado, fue cuando se dio cuenta de que lo que sentía por Jungkook iba más allá de la amistad, pero él estaba con Jennie, y nunca podría fijarse en el después de estar con la guapa, dulce y divertida Kim Jennie. Presidenta del consejo escolar y jefa de animadoras, Jimin no era nada más que Jimin... no destacaba en nada, no era el más guapo ni el más inteligente... solo era su amigo. Nunca podría hacerle sombra.

Después de ese día prometió alejarse de él, olvidarlo y dejar que fuese feliz con su novia, la perfecta Jennie. No podía estar a su lado y fingir que nada pasaba, era superior a él mirar sus ojos y no perderse en ellos, o mirar sus labios y contener las ganas de devorarlos lentamente. Sabía que a Jungkook le había molestado aquello, pero solo fue algo temporal, en cuanto el comenzó a salir con Taemin, un chico de la escuela, se sintió capacitado para sentarse a su lado y mirarlo sin temor a que sus sentimientos fuesen más fuertes que el.

Cuando las últimas notas de la melodía quedaron suspendidas en el aire ambos suspiraron al unísono... y con el mismo sentimiento: pesar. Se arrepentían de no haber tenido valor en su momento, de haber dejado escapar la oportunidad. Jimin creía que ya era tarde, Jungkook que tenía que aprovechar ahora que lo tenía en su casa para enamorarlo, para demostrarle que él no era como Kim y que vivir en pareja podría ser lo más maravilloso que pudiese pasarle.

Jimin se armó de valor e intentó llegar hasta el estudio de Jungkook, donde estaba ahora tocando el piano, pero cuando estaba a dos pasos de la puerta se paralizó de miedo. Un recuerdo asaltó su mente y tuvo que abrazarse a sí mismo para no partirse en dos allí mismo...

"Minhyuk... tenemos que hablar" dijo el con un hilo de voz.

"¿Qué quieres?" preguntó con voz hostil.

"He pensado que..." se quedó callado intentando encontrar las palabras adecuadas.

"¿Has pensado? Que novedad..." se mofó Minhyuk.

"Es mejor que lo dejemos... me iré con mi padre esta misma tarde" susurró Jimin.

Minhyuk se puso en pie y acortó la distancia que los separaba en solo tres zancadas, los ojos parecían salírsele de las órbitas y las aletas de su nariz estaban dilatadas por la furia. Sujetó a Jimin por el cuello y con un golpe sordo lo empujó contra la pared golpeando su cabeza y su espalda con fuerza.

"Tú no te vas a ningún lado... si tienes que salir de aquí será por encima de mi cadáver, tú eres mío y estarás conmigo siempre... ¡siempre! ¿Te ha quedado claro?"

Golpes y floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora