Capítulo 18

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Busan St. Mary's Hospital — Miércoles 2 de Septiembre de 2009 – 10:00 AM

— No es necesario que vengas, no quiero impedir que vayas al trabajo –dijo Jimin por enésima vez.

Jungkook suspiró y contó hasta diez antes de contestar.

— ¿Tú quieres que te acompañe?—preguntó mirando sus ojos marrones.

Jimin apenas lo pensó.

— Sí, pero no...

— Calla, es suficiente con el sí –lo cortó Jungkook—. Mi trabajo puede esperar, hoy no tengo consultas, además, los días que tengamos que venir cambiaré los pacientes a la tarde.

— No tienes por qué hacerlo... —Jimin bajó la mirada.

— ¿Otra vez?—preguntó Jungkook no sabiendo si reír o llorar— Jimin... no seas tan terco, admite que quiero estar contigo en lo que sea.

— Está bien... —susurró el sonrojándose y bajando la mirada.

Jungkook pasó un brazo por sus hombros y lo atrajo hacia él para besarlo, Jimin se dejó hacer. Los besos que recibía de Jungkook eran tan diferentes a los de Minhyuk... Jungkook siempre le daba su espacio, dejaba que el llevase el ritmo, no imponía nada, era el siempre el que tenía que tomar la iniciativa para profundizar el beso. Además, estaban las mariposas de su estómago que se revolucionaban en cuanto Jungkook lo tocaba o estaba demasiado cerca...

Todo le parecía demasiado perfecto para ser verdad... temía despertarse un día y que todo fuese un sueño, que el continuase en casa de Minhyuk y Jungkook no le confesara que estaba enamorado de él. La voz de una mujer lo sacó de sus pensamientos.

— Hola Jungkook, ¿qué haces tú por aquí? –le preguntó una mujer morena con los ojos color miel.

— Ya ves... –dijo Jungkook señalando a Jimin, él se ruborizó.

La mujer abrió mucho los ojos y se acercó a Jimin.

— Se llama Jimin, está embarazado de veintisiete semanas y son gemelos —explicó Jungkook con una sonrisa de orgullo.

— Que callado te lo tenías... ¿sabes que muchas personas de este hospital tendrán un trauma por esto? –bromeó Anne sonriendo— primero tu padre causa la revolución y no le hace caso a ninguna de ellas, y ahora... tú vas a tener dos hijos... creo que la planta de sicología se va a colapsar.

Jimin frunció el ceño.

— ¡Oh! Cariño lo siento –dijo la mujer llevándose las manos a la boca— soy Anne, la mujer de Jae Sik un gran amigo de Dong Hyuk... ¿tú eres el mismo Jimin del que no deja de hablar Taehyung?

— Creo que sí –susurró avergonzado.

— Bienvenido cariño... —sonrió amablemente— vamos empezar, colocaros donde queráis.

Anne se alejó y Jimin miró a Jungkook inquisitivamente.

— ¿Qué ha querido decir con lo del personal del hospital? –preguntó en un murmullo para que nadie lo oyese.

— Nada de lo que debas preocuparte –contestó Jungkook en el mismo tono de voz.

— Pero quiero saber –se quejó el.

— Tonto Jimin... de verdad, yo te quiero a ti y los demás me dan igual... —besó su coronilla y lo ayudó a sentarse en una de las colchonetas, él se puso de rodillas detrás de él.

Jimin frunció el ceño.

— Me gusta verte celoso –susurró Jungkook en su oído.

Jimin cerró los ojos aturdido por el sonido de su voz.

— Bien chicos, como ya sabéis soy Anne —comenzó a hablar la mujer morena— y seré vuestra instructora en las clases de preparación preparto. Como veo que todos tenéis pareja –dijo mirando a Jungkook mientras ocultaba una sonrisa— yo solo iré corrigiendo cualquier posible error que cometáis. Hoy solo haremos algunos ejercicios de respiración, nada complicado. Por favor todos, cruzad las piernas y los papás desde atrás colocáis las manos en la barriguita.

Jungkook sonrió y colocó las manos sobre el vientre de Jimin, el colocó sus manos encima, y como era costumbre los bebés comenzaron a moverse.

— ¿Has escuchado? –susurró Jungkook en su oído— soy papá.

El corazón de Jimin dio un vuelco y pensó que se le escaparían las lágrimas. Hasta ese momento no había pensado en lo que significaría que Jungkook estuviese a su lado y al de los bebés... sería su padre. Sabía que Jungkook lo amaba, se lo había dicho y demostrado en los últimos días. También sabía que amaba a los bebés... ¿Pero tanto como para ser su padre?

— ... ahora inspiramos y contamos hasta tres, uno... dos... tres... y soltamos todo el aire lentamente –oyó la voz de Anne— Podéis cerrar los ojos si así os resulta más fácil. Papá también tiene que respirar al mismo ritmo, es un trabajo de relajación que podéis utilizar cuando comiencen las primeras contracciones.

— Jimin... ¿estás bien? –le preguntó Jungkook

El asintió.

— Te noto tenso –murmuró él de nuevo.

— Estoy bien...

— ¿Seguro? –insistió.

Jimin resopló y puso los ojos en blanco, si no se lo decía ahora no se callaría... Jungkook era tan terco como él.

— ¿Hablabas en serio? –le preguntó girando un poco su rostro.

— ¿Sobre qué? –Jungkook frunció el ceño.

Jimin suspiró y se puso nervioso. Miró sus manos entrelazadas con las de Jungkook sobre su vientre y se sonrojó.

— Cuando decías que eras "papá"... ¿lo decías en serio?—susurró.

Jungkook se quedó callado unos segundos, hasta que una sonrisa adornó su rostro.

— ¿Tú quieres que lo sea? –le preguntó de vuelta.

— Yo he preguntado primero –se quejó el.

Jungkook rio bajito.

— Me encantaría serlo... pero solo si tú quieres que lo sea –dijo Jungkook susurrando contra su cuello.

Jimin sintió que el corazón podría explotarle en el pecho.

— Muy bien... ahora papá tiene que masajear lentamente y en forma de círculos la barriguita–continuó Anne— esto os ayudará a relajar los músculos después de cada contracción.

— Jimin no me has contestado –susurró Jungkook mientras sentía los movimientos de los bebés bajo sus manos— me encantaría que estos bebés fuesen unos Jeon

Jimin no pudo soportarlo más y una lágrima descendió por su mejilla.

— Cariño –susurró Jungkook— ¿estás bien?

— Sí –dijo Jimin asintiendo— Jungkook no...

Antes de que pudiese decir nada Jungkook puso una mano sobre sus labios.

— Sé que me vas a decir que no tengo porque hacerlo... pero quiero hacerlo ¿ok? –le dijo inclinándose un poco hacia delante sobre su hombro para poder ver sus ojos— así que no te pongas testarudo con "no es tu obligación" o "estaremos bien los tres solos". Me sentiré tremendamente orgulloso si tus hijos llevan mi apellido.

Jimin asintió e intentó poner atención al resto de la clase, aunque eso resultó ser algo difícil, en su mente no dejaban de repetirse las palabras de Jungkook. No sabía lo que había hecho para merecerlo, pero estaba seguro de que haría lo que hiciese falta por mantenerlo a su lado y enamorado de él.

Golpes y floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora