Capítulo 25

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Busan St. Mary's Hospital – Miércoles 14 de Octubre de 2009 – 00:15 AM

— Jungkook tranquilo... vas a hacer una zanja en el suelo –dijo Jimin tumbado en una camilla con gesto cansado y sus ojeras más pronunciadas de lo normal.

— ¿Cómo quieres que esté tranquilo? –bramó exasperado— ¿tú cómo estás? –preguntó acercándose a él y tomando una mano entre las suyas.

— De parto... pero por lo demás bien –dijo en tono sarcástico.

Jungkook rodó los ojos y lo miró sonriendo. La puerta se abrió y entró Dong Hyuk vestido con ropa casual y sonriendo también.

— ¿Qué tal va todo? –preguntó acercándose a Jungkook.

— Bien... —dijo Jimin— pero ¿podrías dale un tranquilizante? –dijo señalando a Jungkook que ahora se estaba mordiendo los nudillos evidentemente ansioso.

— Yo no necesito nada –se excusó mirándolos fijamente.

Dong Hyuk enarcó una ceja y después negó con la cabeza. En parte que Jimin le haya pedido eso le venía muy bien como excusa.

— ¿Jungkook puedes salir conmigo un momento? –preguntó con cautela.

El aludido frunció el ceño y después asintió. Se despidió de Jimin con un suave beso en los labios. Ambos Jeon salieron de la habitación donde Jimin estaba esperando a que las bebés se acomodaran para poder dar a luz, y caminaron hacia el despacho del Doctor Bae que estaba en esa misma planta solo a un par de pasillos de distancia. Cuando entraron en su despacho él estaba sentado en la mesa mirando detenidamente unos documentos.

Después de los saludos y las palabras de rigor, el doctor Bae procedió a informar a Jungkook de lo que le esperaba a Jimin a partir de ese momento.

— Quizás tengamos que hacerle una cesárea de emergencia –dije en un susurro.

— ¿Por qué? –preguntó Jungkook aturdido.

— Lleva varias horas en labor de parto. No quiero arriesgarme a que los bebes sufran. Si en los próximos minutos continuamos igual, iniciaré el protocolo –dijo Bae.

Jungkook tragó en seco y asintió. Él era médico, sabía que una cesárea no tendría por qué tener mayor complicación que una herida y unos puntos que tendría que cuidar con un poco más de cuidado. Pero hasta ese momento nunca había tenido que mezclar su trabajo con su familia. Nunca había tenido a nadie querido sobre la mesa de operaciones, y eso le provocaba una opresión en el pecho que no lo dejaba respirar con profundidad, pero todavía si se trataba de su Jimin y sus dos princesitas.

— Jungkook, tranquilo. He hecho cientos de cesáreas, podría hacerlas con los ojos cerrados –intentó aligerar el ambiente.

Jungkook gruñó.

— En esta ocasión te agradecería que los tuvieses bien abiertos. Es de mi novio y de mis hijas de quien estamos hablando.

El doctor Bae asintió dándole a entender que había entendido el mensaje, y Dong Hyuk sonrió al escuchar las palabras de su hijo, nunca se había sentido tan orgulloso de él, ni si quiera cuando se graduó con honores como médico. Ahora su hijo estaba labrándose un futuro al lado de un hombre que lo amaba y que le estaba dando el mejor regalo del mundo, dos hijas. Él mismo sabía que los hijos te alegran la vida y convierten cualquier penuria que tengas que enfrentar en una aventura. Que con una sola sonrisa de sus labios son capaces de hacerte olvidar cualquier pena o tristeza que te embargue en ese momento.

Y aunque esas niñas no fuesen su sangre, sabía que tanto Jungkook como padre, y él como abuelo, las querrían y cuidarían como si de verdad se tratasen de unas Jeon más.

Golpes y floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora