Desertores del Gehenna

Centro comercial

El centro comercial era unas veinte veces la universidad más grande de mi ciudad, había tiendas de todo tipo, de ropa, comida, deportes, arte, artículos de hogar, incluso había una tienda con comidas y productos traídos específicamente de Kimb, realmente fantástico.

Las y los vendedores se ofrecían amablemente a ayudarme a encontrar ropa de acuerdo a mis estándares, y más de uno me preguntó con curiosidad donde había comprado la ropa que llevaba puesta porque les parecía interesante, pero Vitris se apresuraba a responder explicando que la había confeccionado él para mí como práctica de su educación en casa, ya que era como su hermana.

Después de insistirle fervientemente que por favor se probara la ropa que había seleccionado para él en una de las tiendas, accedió, mostrando un lado completamente más maduro y modesto, realmente lucía como el hijo de una familia rica o un pequeño modelo juvenil.

Nos habíamos divertido tanto yendo de un lado a otro entre las multitudes, observando shows en vivo en algunos patios, y probándonos todo lo despampanante que se nos atravesaba, al extremo en el que no nos dimos cuenta cómo habían pasado las horas. El hambre había comenzado a hacerse sentir fuerte en mi estómago por lo que le pedí a Vitris que fuera a comprar algo de comida para llevar para ambos, a lo que accedió sin chistar, el muchacho también tenía hambre. Yo me quedé con todos los bolsos fuera de una tienda esperando que él volviera a mí pronto. En eso, me puse a pensar en que había comprado mayoritariamente vestidos, pero había olvidado por completo la ropa interior. No sabía cuánto tiempo estaría en aquel planeta, sin embargo, sí sabía que necesitaría ropa íntima de recambio, así que miré la tienda con lencería más cercana y fui allá con los bolsos casi a rastras; además, procurando tener la vista despejada para ver fácilmente a Vitris llegar.

Entré a la tienda y un joven probablemente de mi edad se me acercó preguntándome que qué tipo de ropa interior buscaba, así que con un poco de timidez y lo más rápido posible le expliqué que cualquier cosa cómoda estaba bien. Él puso sobre un mostrador unas imponentes cajas con conjuntos, cada uno más pequeño que el otro, me preguntaba cómo la gente podía usar algo tan incómodo solo por estética.

—Bueno, yo creo que el de... —quise decir.

—El de la izquierda, a ella le gusta el de la izquierda, pero de todos modos los vamos a llevar todos —interrumpió Keyban de la nada cediéndole una de sus tarjetas.

No pude evitar ponerme roja como un pimentón. Ya estaba incómoda con un vendedor, sin embargo, podía soportarlo porque sabía que él estaba capacitado para vender ese tipo de ropa, pero que apareciera él junto a Vitris fue choqueante.

—Claro —dijo el vendedor con una seriedad que no había mostrado antes.

—¿De dónde has salido? —le pregunté ante la sorpresa de su llegada.

—Supuse que traerían bastante bolsas, y se estaban tardando mucho así que vine por ustedes —explicó—. Y no me equivoqué.

—¿Cómo sabías que vendríamos a comprar ropa?

—Conozco al muchacho a la perfección —dijo como si se sintiera orgulloso de su acertada deducción.

—He comprado comida para llevar, para los tres —intervino Vitris quebrando la tensión.

—Eso es genial, entonces vámonos, tengo tanta hambre que podría comerme un Gunny —Keyban miró con la cara llena de risa al joven que extendía la bolsa.

—Ya vámonos —dije tomando con una mano el bolso lleno con las prendas y con la otra tocándome la cara para asegurarme de que el bochorno no era evidente.

Salimos del centro comercial hacia un estacionamiento, Keyban dijo que había estacionado su vehículo allá, la verdad esperaba algo genial porque casi todos los autos de ese lugar parecían sacados de otro planeta, la mayoría de los diseños desafiaba la física, la estética, y la realidad, eran simplemente alucinantes; y así fue, el vehículo de Keyban era comparable con un Bugatti, no era tan triangular o irregular como otros, sino que mantenía un diseño sobrio y elegante, me gustaba.