CAPÍTULO 10

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Annie

No tengo ni idea hacia donde me lleva pero sé que caminamos por un pasillo muy oscuro, después de que me arrodille e hizo que chupara su dedo para después hacerme levantar y venir hasta acá.

Caminamos por unas escaleras hasta llegar a este punto, un pasillo oscuro donde solo hay una sola puerta y es la que está al final del pasillo. Mis nervios subieron a flor de piel cuando por mi cabeza pasó la idea de que podía ser un santuario de calabozo donde tortura a gente.

Trague saliva y solo deje que tirara de mi mano. Su mano calentaba la mía, grande, cómoda y acogedora mano.

Al llegar al final del pasillo entramos por esa única puerta de madera, encendió un bombillo pero éste no iluminaba de un color normal, iluminaba rojo, nunca en mi maldita vida había visto un bombillo que iluminara de un color que no fuese blanco.

—¿Cómo... cómo es posible? —le digo y él gira su mirada hacia mi para sonreírme.

—El inframundo siempre está un paso más adelante que la humanidad —me siento embobada del color diferente pero cuando noto bien mi alrededor casi se me baja el alma.

—¿Que es esto? —le pregunto admirando el lugar.

—Es mi lugar privado para ver lo que se me pegue la gana.

El lugar estaba lleno de objetos creados para el placer y el sadismo, tantas cosas que nunca alcancé a imaginar y que no tengo idea para que servirán, pero este lugar es más especial porque habían sillas acolchadas alrededor en un círculo donde estaban todas las cosas para administrar placer.

Era como... era como una sala para mirar perversidades, habían solo veinte sillas que cerraban el círculo y en una esquina dentro del círculo había una cama.

—Siéntate allá —me señala un puesto que estaba lejos de él.

Voy casi que corriendo hasta el otro extremo de donde está él, porque no quería tenerlo tan cerca y aunque sea muy contradictorio no tengo ni idea de lo que siento ahora mismo, toca cada fibra de mi cuerpo y quiero más, pero cuando no lo tengo lo quiero lejos porque se que caeré como una idiota. Este puto amor de mates me tiene al límite.

Al tenerlo lejos puedo respirar un poco más tranquila, tenerlo tan cerca me va a infartar de excitación algún día.

Cuando se sienta en el único sillón diferente; el que parece un trono, llama a alguien por el teléfono que tiene al lado para luego colocarlo en su base y sonreírme.

Aprieto el brazo del sillón con mis manos mientras los nervios corren por mi ser.

Cuando la puerta se abre y le da paso a los empleados de Dereck, sí, esos empleados que observé como una puta acosadora de mierda mientras me masturbaba.

Cuando ellos se colocan en frente de nosotros miro a Dereck para saber cuáles son sus intensiones pero su sonrisa me pone aún más nerviosa.

—Chicos —les dice a los empleados que le hacen una reverencia de inmediato —, aquí la señorita Annie desde la ventana de su habitación los vio divirtiéndose.

Los empleados me miran y aprieto disimuladamente con más fuerza el sillón sintiendo como mi cara arde de la vergüenza.

—Ella desea verlos más de cerca —dice Dereck y trago saliva al ver como los empleados me sonríen asintiendo con la cabeza.

Siento una pequeña corriente en mi zona baja que me hace apretar las piernas.

Dereck se cruza de piernas y acomoda su codo en el brazo del sillón —casi trono —para luego llevar su mano a su mejilla acomodándose.

MI PERVERSO REY DEMONIO [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora