ᴏʙsᴇss ; tom riddle.

»thirty-two

Secretos de las Artes más Oscuras.

⭑

Aunque los magos y brujas vieran a la magia como algo que estaba a su merced, y lo cual ocupaban de manera despreocupada para atender sus quehaceres diarios día tras día. La verdad era que, para Tom Riddle, la magia era un arte de múltiples posibilidades, de las cuales estaba convencido de que muy poco conocía el ojo público.

Los últimos años, y en parte con ayuda de Terence Higgs y Theodore Nott, Riddle había conocido un tipo de magia que muy pocos se atrevían a utilizar, y la cual muchos magos y brujas repelían.

Sin embargo, el chico se preguntaba si era posible que existiera algo que fuera tan increíble y atemorizantemente poderoso, de lo cual, inclusive los magos y brujas que practicaban artes oscuras tuvieran miedo de hablar.

Y gracias a la jugada de Terence Higgs, Tom había respondido su pregunta. El Horrocrux era el elemento que había estado buscando, y el cual encajaba como una llave perfecta en todo lo que se había imaginado que podía construir en un futuro tan lejano como cercano con ayuda de la magia y sus habilidades.

Pero, aunque Tom, Terence y Theodore tenían una noción de lo que eran los Horrocrux, la información acerca de ellos era escasa, aún dentro de los libros de magia oscura; Introducción a la Historia del Mal directamente evitaba el tema. Y eso hizo que su interés solo creciera.

Por lo que, y poniendo en juego la cercanía que había desarrollado con Horace Slughorn, Tom Riddle decidió preguntarle acerca de los Horrocruxs a su profesor de Pociones, escusándose en que era una curiosidad estrictamente académica, al finalizar la reunión del Club de las Eminencias.

Terence Higgs y Theodore Nott entraron a la habitación de Tom Riddle, expectantes de saber que le había dicho Slughorn.

—¿Te dijo algo? —preguntó rápidamente Theodore apenas vio a Tom.

Tom elevó una de sus cejas, con expresión soberbia—. Les dije que podía hacerlo hablar. Al principio estaba reacio sobre el tema, pero logré convencerlo —tomó un pequeño pedazo de pergamino de su mesa de noche; apenas había llegado a su habitación, escribió de inmediato lo que el profesor le había dicho—. Me dijo cosas muy interesantes.

Ambos chicos esperaron a que continuara, con gran interés.

—Sabemos que con un Horrocrux podemos evitar la muerte, aunque nuestro cuerpo hubiera sido atacado o destruido —ambos asintieron—. El profesor Slughorn me dijo que era debido a que divides el alma para poner una parte de ella en un objeto.

—¿Cómo una especie de protector? —preguntó Terence.

—Algo así —respondió Tom—. Gracias al objeto el alma queda intacta para que se pueda resucitar.

—¿Y cómo se puede hacer eso? —volvió a preguntar Terence—. Introducción a la Historia del Mal no explica absolutamente nada.

—Slughorn me contó que solo hay un libro que detalla cómo hacerlo, se llama Secretos de las Artes más Oscuras, y para nuestra suerte existe una copia en Hogwarts, solo hay que buscarla —volvió a dejar el pequeño pergamino en el velador—. No estoy seguro si Slughorn espera que lo busque o no, así que hay que ir con precaución igualmente.

—Por supuesto —dijo Terence, asintiendo al igual que Theodore.

Tom se detuvo a pensar por un momento—. Hay una cosa más —dijo, antes de que ambos chicos salieran por su puerta—. Le pregunté al profesor Slughorn que pasaría si se hiciera más de un Horrocrux... más de dos, quizás siete.