»twelve

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Rivalidades.

Los TIMO estaban cada vez más cerca, lo que causaba que Helena se pasara la mayor parte de sus días leyendo y estudiando cada uno de sus libros, deteniéndose solo cuando tenía clases, debía comer, asistir a las reuniones de prefectos, o cuando acompañaba a Adelaide Murton a entrenar.

Aunque, incluso al campo de quidditch llevaba un libro para poder repasar brevemente...

Adelaide levantó un poco su mirada del libro que fingía leer, y observó impaciente como Helena parecía sumamente concentrada en su libro de Transformaciones.

No soportaba estar en un lugar tan silencioso como la biblioteca, y se había aburrido a los diez minutos de llegar, pero Helena la acompañaba a todos sus entrenamientos de quidditch, y no quería ser mala amiga y no acompañarla a ella.

—No debes quedarte si no quieres —susurró Helena, dándole una pequeña mirada a Adelaide, con una media sonrisa.

—¿Qué dices? La estoy pasando genial —le respondió la rubia—. Este libro de Adivinación en muy interesante.

—Es de Herbología —la corrigió. Adelaide entornó sus ojos, y observó el libro que tenía en sus manos, dándose cuenta de que, efectivamente, era de Herbología. Helena formó una sonrisa divertida—. No quiero sonar aburrida, pero...

—Vas a decir algo aburrido — interrumpió Adelaide.

—Pero tienes que comenzar a estudiar para los exámenes —finalizó Helena.

La rubia soltó un quejido, haciendo que Madame Pince le diese una mala mirada—. Aún me queda mucho tiempo.

—Son en dos meses —le cuestionó.

Adelaide iba a responder, cuando de la nada apareció Graham Montague. Este se había parado frente a ellas, con ambos brazos sobre la mesa, a la vez que tomaba grandes bocanadas de aire, tratando de normalizar su respiración. Había hecho una gran carrera desde la sala común de Slytherin hasta la biblioteca.

—Flint logró conseguir la cancha de quidditch para dentro de 30 minutos —habló Montague entrecortadamente—. Se supone que solo se podía ocupar hasta ayer, así que si llegamos tarde Madame Hooch va a guardar los implementos.

—Tengo que ir a cambiarme —se exaltó Adelaide, parándose de un salto y tomando sus cosas lo más rápido que pudo. Antes de irse se volteó a ver a Helena, la cual la miraba atenta e inquisidora—. Apenas ganemos la copa comienzo a estudiar, lo juro.

Helena entornó sus ojos; sabía que no había manera de retener a Adelaide cuando se trataba de quidditch, y mucho menos si la otra opción era estudiar. Le hizo una pequeña ceña para que se fuera, y volvió a poner su atención en el libro de Transformaciones.

Adelaide se fue corriendo junto a Graham, ganándose otra mala mirada por parte de Madame Pince. Ambos cruzaron la gran puerta al mismo tiempo que Tom entraba junto a Terence y Theodore, ganándose también una mala mirada por parte de ellos al casi ser chocados.

Los tres chicos entraron a la biblioteca, y caminaron directamente hasta la última mesa, la cual siempre ocupaban. Ya sentados, Tom y Theodore dejaron todas las cosas que traían, mientras Terence se dirigía hasta las estanterías.

Un gran estruendo se escuchó en todo el lugar. Neville Longbottom y Luna Lovegood se habían tropezado en el lado izquierdo de la biblioteca, provocando que todos los libros que llevaban (y los cuales les había impedido ver al otro) se cayeran de manera estrepitosa al suelo.

ᴏʙsᴇss ; tom riddle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora