»five

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Gryffindor contra Slytherin.

Era bien sabido que en todas las casas de Hogwarts había una gran competitividad con respecto a la copa de quidditch, pero, cuando se trataba de un partido de Gryffindor contra Slytherin la tensión parecía volar por los aires, y las miradas de enojo y desprecio iban y venían de un lado a otro como ultimátums.

Nadie sabía de donde y hace cuanto tiempo venía el odio entre las dos casas, pero sin duda a los de Hufflepuff y Ravenclaw les divertía que siempre, instantes antes de los partidos, pareciera que en cualquier momento fueran a matarse.

Y que Slytherin fuera a quedar eliminado si perdía el partido no ayudaba a mejorar el ambiente.

Helena, por su parte, tuvo que aguantar toda la mañana los enojados murmullos de Adelaide sobre la decisión de Marcus Flint de dejar a Draco Malfoy como buscador, asegurando que gracias a él quedarían eliminados.

—¡Hey, Murton! —escucharon gritar a Oliver Wood, cuando ambas chicas se dirigían al gran comedor—. Lindo día para eliminar a los de Slytherin, ¿no lo crees?

Adelaide chilló enojada, y Helena tuvo que tomar rápido el brazo de la chica para poder evitar que se lanzara sobre el chico.

George Weasley, quien estaba junto a todos los jugadores de Gryffindor, posó su mirada en Helena y le sonrió instantáneamente. La chica al verlo le regaló una pequeña sonrisa, mientras trataba de controlar a su amiga.

—Es mejor que me vaya —dijo Adelaide al ver como George se acercaba—, soy capaz de asesinar a cualquiera de Gryffindor en estos momentos.

Helena asintió mientras reía, y vio a Adelaide irse hacia la entrada del gran comedor.

A los pocos segundos George Weasley se encontraba frente a ella, con una sonrisa traviesa en sus labios y las manos tras su espalda ocultando algo.

—¿Qué ocurre...? —preguntó Helena dubitativa, pero con una pequeña sonrisa—. ¿Qué traes ahí?

George descubrió sus manos, dejando ver una bufanda con los colores de Gryffindor.

—Esto... —respondió sonriente, mientras pasaba la prenda alrededor del cuello de ella— es para que me puedas dar tu apoyo en el partido de hoy.

—¿Estas bromeando? —Helena lo miró divertida—. ¿Quieres que los de mi casa me maten?

—No creo que te maten...

—Hasta Adelaide sería capaz de ahorcarme con esta misma bufanda —Helena comenzó a quitársela—. Lo siento George, no la puedo usar...

El chico posó una leve mueca en sus labios, para posteriormente acercarse un poco a la chica, sacando a relucir el lado coqueto que caracterizaba a los gemelos Weasley.

—Entonces... —comenzó a hablar, con una sonrisa ladeada— para sentir tu apoyo podrías, no se... darme un beso de buena suerte, tal vez.

Sin poder evitarlo, un color carmesí atacó las mejillas de Helena. La insinuación del chico la había tomado por sorpresa.

—¿Un... beso? —preguntó entrecortadamente— ¿Hablas enserio?

George asintió. Pero, al ver el nerviosismo de la chica, pensó que tal vez haberle pedido eso no había sido la mejor idea que haya tenido. ¿Había sido muy descarado? ¿Lo había arruinado?

—Si no quieres está bien —trató de arreglarlo, un tanto decepcionado—. Yo... solo olvid-

—Espera —lo interrumpió rápido Helena. George la había tomado por sorpresa, sí. Pero ya llevaban un cierto tiempo hablando, compartiendo risas, y hasta intercambiando leves coqueteos entre sí. Por lo que estaba consciente de que ese momento llegaría. Así que suspiró tratando de alejar sus nervios; iba en quinto año, no podía entrar en pánico solo porque un chico le pedía un beso—. Si quiero.

ᴏʙsᴇss ; tom riddle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora