»eighteen

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Halloween.

Faltaban dos días para Halloween, y si bien todos los alumnos estaban sumamente emocionados por la fiesta que se realizaba cada año, los prefectos, por el contrario, tenían que quedarse después de clases a realizar y arreglar decoraciones, haciendo que sus ansias por la festividad se esfumaran día a día.

Helena había cortado tantas caras "terroríficas" en calabazas, y había estado tan impregnada de su aroma, que estaba segura de que no comería tarta de calabazas por un buen tiempo.

—No hay nada mejor que hacer un gran trabajo y ver los resultados de este —había dicho Minerva McGonagall, mientras animaba a todos los prefectos a cortar las espeluznantes miradas en las calabazas.

Todos asintieron con fingidas sonrisas, mientras deseaban que ya fuera la hora de la cena para poder ir a descansar. Y vaya que estuvieron felices cuando esta llegó.

—Quería ser prefecto para quitar puntos, no para cortar tontas calabazas —comentó en un susurro Marcus Turner (uno de los prefectos de Ravenclaw), haciendo reír a su compañera de casa.

Si bien estaba agotada después de pasar una hora cortando caras en calabazas, a Helena no le desagradaba del todo el trabajo, más bien, lo encontraba una actividad relajante, más allá de que el aroma se le quedaría por unas cuantas horas.

La mayoría se apresuró en recoger sus cosas y salir, mientras movían sus manos y muñecas debido al esfuerzo que habían hecho.

Helena se tomó su tiempo para acomodar ordenadamente sus calabazas a un lado de la habitación, cuidando que su pequeña torre no se desmoronase.

—Buen trabajo con eso —le dijo Cedric Diggory a su lado—. Tus calabazas si parecen terroríficas, las mías tienen expresión de sufrimiento.

Helena se rio—. Si, bueno. No creo que los demás les pongan mucha atención a las calabazas, seguro solo se enfocarán en la comida.

—Y en el disfraz del profesor Flitwick —completó Cedric con una sonrisa, a lo que Helena asintió. Hizo una pequeña pausa—. Me preguntaba si quisieras ir...

—¡Helena! —gritó del otro lado de la habitación Adelaide Murton, interrumpiendo a Cedric. La rubia se acercó corriendo a la chica—. Pensé que no acabarían nunca. Hay que ir al gran comedor, muero de hambre.

—Oh, sí. Lo siento —le dijo Helena—, estaba hablando con...

—Diggory —completó Adelaide volteando a ver al chico con un deje de desprecio. El año anterior el equipo de Slytherin y Hufflepuff no habían terminado en muy buenos términos—. ¿Ya cambiaste a todo tu equipo de perdedores?

—Murton —devolvió el desplante Cedric, con una sonrisa—. ¿Ya cambiaste a todo tu equipo de tramposos?

Helena miró a ambos capitanes, y antes de que Adelaide volviera a contestar, se apresuró a decir—. Creo que igual me muero de hambre ¿Vamos?

La rubia desvío su mirada molesta de Diggory, y le asintió a Helena. Se dio media vuelta, caminando hacia la salida.

—Bueno, hasta luego —se despidió Helena con una sonrisa avergonzada.

—Hasta luego —le respondió Cedric, devolviéndole la sonrisa, pensando que sería mejor invitarla a salir en otro momento, ya que ese se había arruinado.





ᴏʙsᴇss ; tom riddle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora