»thirty-nine

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Draco Malfoy.

Estar de vuelta en casa, después de todo lo que había pasado, estaba siendo mucho más complicado de lo que Helena Tremblay había pensado.

No podía evitar pensar en Cedric Diggory y en lo culpable que se sentía por su muerte cada vez que su mente no se enfocaba en algo en particular. Para evitar aquellos pensamientos comenzó a leer, incluso más de lo que ya estaba acostumbrada, haciendo que sus ojos y cabeza comenzaran a dolerle ya para el final de las tardes.

También intentó pintar, pero por alguna razón ver las manchas de pintura que hacía solo la ponían más melancólica, y terminaba llorando antes de que pudiera terminar cualquier retrato.

Habían pasado tres semanas desde que comenzaron las vacaciones, y se sentía sumamente sola todos los días, y a pesar de que Adelaide Murton le había ofrecido muchas veces su compañía a través de cartas, Helena aún no se sentía preparada para volver a ver a alguien de Hogwarts.

—Helena Claire, vístete, que están por llegar los Malfoy —la reprendió su madre desde la puerta de su habitación.

Helena hizo una pequeña mueca al escuchar como la llamaban por su segundo nombre, y apartó su mirada del libro "Paseos con los hombres lobos" de Gilderoy Lockhart (el cual ya había leído seis veces).

—Estoy vestida —contestó Helena, con voz queda.

—Pero con algo bonito —le respondió—. Vas a recibir a los Malfoy, no a un aldeano de Hogsmeade.

Sin decir nada más, Helena vio como su madre salía de su habitación, cerrando la puerta detrás de ella con un ligero movimiento de varita.

Helena se levantó con un suspiro cansado, y se dirigió hasta su armario, sintiendo como no había nada que le importara menos que el cómo se veía en ese momento.





Helena permaneció detrás de la pared que separaba el corredor con la sala de estar; los Malfoy habían llegado hace unos diez minutos, pero la chica no tenía muchas ganas de salir a saludar, así que había permanecido escondida los últimos minutos, escuchando las conversaciones triviales que su madre tenía con Narcisa Malfoy.

Pero, estaba segura de que, si tardaba un segundo más su madre la iba a reprender. La chica suspiró, y dándose fuerzas a sí misma, caminó hacía la sala.

—¡Helena! ¿Cómo estás, querida? —la saludó Narcisa Malfoy en cuanto la vio; la mujer parecía genuinamente feliz por verla—. Me han contado que eres todo un héroe estos días, hiciste más por Hogwarts que el directucho que tienen.

"Héroe", la palabra que Helena menos quería escuchar estos días. Era bastante claro que la señora Malfoy se refería a todo lo que ocurrió con Cedric y como había "atrapado" a los causantes de los ataques, y, para mala suerte de la chica, la mujer frente a ella estaba muy interesada en saber los detalles.

—Debe ser un orgullo para ti, Claire —Narcisa se dirigió esta vez hacia la madre de Helena—. Gracias a Helena, Hogwarts sigue en pie. Vi que la noticia salió en El Profeta.

—¡¿Qué?! —alzó sorpresivamente la voz Helena, haciendo que su madre la volteara a ver con una mirada molesta por tal reacción no digna de una "dama".

—¿No lo sabías, querida? —preguntó sorprendida Narcisa Malfoy—. Te dedicaron una página completa. Pusieron una foto tuya muy linda —la mujer de detuvo a pensar por un momento— ¿Cómo fue que la llamó Rita Skeeter?

ᴏʙsᴇss ; tom riddle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora