3. Tarde de relajación

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Ari y Temo llegaban de sus trabajos, estaban menos cansados que en otras ocasiones. Temo se había ido a trabajar a la pastelería luego de que sus hijas mayores llegaron de la escuela porque se habían ofrecido en cuidar a las bebés.

-Gracias por traerme, Tahi- dijo Temo al bajar del auto.
-No agradezcas, Tahi- dijo Ari abrazándolo por el hombro y dándole un beso en la frente-. No quería que esos lindos piecitos se cansaran.
-Que cursi eres, pero así te amo.

Entraron a la casa besándose que no se percataron que no había nadie en casa. Se separaron con pequeños besitos y se regalaron una sonrisa.

-Niñas, ya llegamos- avisó Temo, pero no hubo respuesta-. ¿Niñas?
-Iré a ver si están en su cuarto- dijo Ari.

Temo dejó su mochila en una silla del comedor cuando vió una nota sobre la mesa que decía:

Papis:
Seguramente nos están buscando, pero no se preocupen que estamos bien. Nos fuimos a casa del abuelo Pancho junto con las bebés, llevamos todo lo necesario para cuidarlas. Solo queremos que disfruten de este momento y se relajen.
Las aman sus hijas: Anya, Nidia, Laurita y Rebequita.

-Pues parece que estamos solos, Tahi- dijo Temo al terminar de leer la nota.
-Y les dió tiempo de prepararnos esta sorpresa- dijo Ari tomando su mano para llevarlo a algún lugar.

Ambos caminaron hasta llegar al baño donde la luz estaba apagada pero había iluminación con velas aromáticas, la bañera estaba llena de agua caliente, había pétalos decorandolo y dos copas con una botella de champagne.

Ambos caminaron hasta llegar al baño donde la luz estaba apagada pero había iluminación con velas aromáticas, la bañera estaba llena de agua caliente, había pétalos decorandolo y dos copas con una botella de champagne

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-Veo esto y la verdad necesito relajarme- dijo Temo y en ese momento sintió que Ari quitaba su chaqueta para después besar su hombro hasta su cuello-. ¿Qué haces, Ari?
-Las niñas tienen razón, necesitamos un momento para nosotros- dijo Ari-. Desde que las bebés nacieron no hemos tenido tiempo para nosotros, ahora es nuestro momento.

Volvieron a besarse y poco a poco fueron despojándose de sus ropas para después entrar a la bañera. No tenían ninguna prisa de nada, solo se relajaban con el agua caliente, Temo se recargó en el pecho de Ari y este lo abrazó más.

-De verdad necesitaba un momento así contigo- dijo Temo.
-También yo contigo- dijo Ari dándole besos en su cuello-. Las niñas de verdad sabían cuánto lo necesitábamos.
-Ari, quisiera hacerlo pero no sé si sigo gustandote luego del nacimiento de las gemelas.
-Mi amor, sigues siendo igual de hermoso como la primera vez que te conocí y yo también quiero hacerlo porque esta noche es solo para nosotros.

Volvieron a besarse pero ahora con mucha más pasión, Ari sentó a Temo en sus piernas para poder besarlo mejor. El castaño jadeaba y suspiraba al sentir los besos de su esposo recorriendo todo su cuerpo.

-Vamos a la cama, amor- sugirió Temo.
-Que traviesillo andas, Tahi- dijo Ari con picardía y ambos rieron.

Salieron de la bañera, se enredaron unas toallas en la cintura y besándose se fueron a su habitación, Ari cargó a Temo.

Llegaron a su habitación y se sorprendieron al verla también iluminada por velas, la cama tenía pétalos que formaban un corazón.

-De verdad que las niñas se lucieron- dijo Temo.
-Mis ratoncitas tan listas- dijo Ari y vió a Temo con amor-. Te amo mucho Tahi, quiero que siempre lo recuerdes.
-Esas palabras siempre las llevo en mi corazón porque el amor de mi vida me las ha dicho.

Ambos se acostaron en la cama besándose, Ari rompió el beso para besar el cuello de Temo, jadeaba ante la sensación que le transmitía mucho amor. Ari entró en él y empezó a moverse poco a poco, Temo gemía mientras los besos del rizado recorrían su cuello.

-Te amo muchísimo, Ari- dijo Temo luego de que llegaron al clímax.
-También te amo- dijo Ari dándole otro beso -. Hasta el infinito.

Se dieron unos cuantos besitos y volvieron a hacer el amor toda la noche.

Familia Corcega López 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora