24. Cada vez más cerca

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Ari y Temo se encontraban en la estación de policía luego de la reciente llamada con sus hijas. Rodrigo desde su computadora rastreaba la llamada hasta que logró dar con la ubicación.

-Esta es la ubicación de donde fue realizada la llamada, es fuera de la cuidad- dijo Rodrigo-. Posiblemente las niñas siguen ahí, ustedes esperen.
-Por favor Rodrigo, trae a nuestras hijas con bien- dijo Temo.
-Se los prometo.

Rodrigo y su equipo salieron inmediatamente al lugar, los Aristemo solo rogaban que sus hijas fueran encontradas.

Llegaron al lugar del suceso, lo cerraron para que ninguna persona más entrara y comenzar a levantar todo tipo de huella. Entraron al lugar que parecía ser una especie de bodega y buscaron a las niñas.

-¿Anya? ¿Nidia?- las llamaba Rodrigo-. ¿Están aquí?
-Despejado, agente- dijo uno de los policías-. Las niñas no están aquí.
-Busquen cualquier tipo de huella aquí dentro y afuera, tenemos que comprobar que las tuvieron aquí.

Comenzaron a hacer su trabajo, buscaron todo tipo de pistas pero era complicado y habían perdido el rastreo de la llamada. Rodrigo no se daba por vencido, encontraría a las hijas de sus amigos.

-Estamos terminando con el levantamiento de huellas, no hay nada- dijo un compañero-. El secuestrador sabía perfectamente que esto pasaría y limpió el lugar, hay rastros de cloro por todas partes.
-¿Rastros de sangre?
-Tampoco, puede ser que después de la llamada el secuestrador se las llevó para que no las encontraramos.
-Agente- lo llamaron desde afuera.

Rodrigo salió de la bodega y se acercó al lugar donde le indicaban, había huellas de pies y otras de zapatos. Las siguieron hasta que llegaron al río.

-Necesito que busquen en estos alrededores y si es posible, adentro del río- indicó Rodrigo-. Parece que las niñas escapaban de su secuestrador y hayan caído al río.

Continuaron con la búsqueda tanto en tierra como en el agua pero no encontraban nada. Rodrigo temía no dar con su paradero o encontrarlas sin vida.

-¿Dónde están, niñas?- se preguntaba Rodrigo-. Yo sé que están vivas y están en este lugar.

Anya y Nidia salieron del agua, tosían tras haber aguantado la respiración por un rato. Se arrastraron hasta tierra, pero sentían un gran alivio al haber escapado de Meli.

-¿Ahora qué hacemos?- preguntó Nidia.
-No lo sé, pero yo no pienso volver a tomarme con esa loca- dijo Anya-. Vámonos de este lugar.
-¿Hacia dónde vamos? Ya casi anochece.
-Caminemos un rato, tal vez en el camino encontremos un lugar para pasar la noche.

Así lo hicieron, caminaron un largo rato hasta que encontraron un lugar para descansar.

Temo ya estaba acostado, solo esperaba a Ari para apagar las luces y dormirse. El rizado entró a la habitación, se sentó a la orilla de la cama y comenzó a llorar.

-Mi amor, ¿por qué lloras?- preguntó Temo al acercarse con él.
-Llamó Rodrigo- dijo Ari entre lágrimas.
-¿Qué pasó? ¿Encontraron a las niñas?
-Las niñas trataron de escapar de su secuestrador, pero creo que estaban tan asustadas que por accidente cayeron al río.
-¿Qué?
-Rodrigo dice que no las han encontrado y tengo miedo.

La pareja se abrazó y Temo también comenzó a llorar, nuevamente el miedo comenzó a hacerse presente.

Familia Corcega López 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora