Capítulo 6

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Crecer si mi madre en algún momento no se sintió tan agobiante, creo que es por el hecho de que mi papi se encargó de llenar ese vacío. Ahora pensar en ella se ha vuelto un pasatiempo. No solía revisar sus pertenencias a menos que me sintiera triste, de hecho muy pocas veces olfateaba sus bufandas para sentirla conmigo. Estos últimos tres días he tenido esas pesadillas en las que ella me abraza y luego me abandona, donde comienzo a llorar sin cesar, gritando que regrese a mí y no me haga daño, pero se va. Me termino despertando sobresaltada y las lágrimas se convierten en mis compañeras durante horas de la madrugada. Al igual que los sollozos inundan la habitación, volviéndola más triste y melancólica. Nunca la conocí y aún así, en mis sueños parece real, los abrazos se sienten reconfortantes, es como si ella no fuera un fantasma.

Recuerdo que de niña la veía, la veía fuera de la escuela tras un árbol u observándome desde las sombras. Cuando me acercaba se desvanecía y no dejaba rastro alguno. Siempre lloraba y me desesperaba cuando no podía alcanzarla. Papá debió tomar medidas, me aclaró que solo era mi imaginación y no debía preocuparme, que mamá cuidaba de mí desde el cielo. Le creí, juro que le creía todo eso, hasta que lo escuché hablar con Angie a mis espaldas.

«—Es muy confuso, mi amor. Se desespera y estalla en un llanto desgarrado, afirmando ver a su mamá —le dijo papá, golpeteando los dedos en el escritorio.

¿Crees que sea un fantasma? Mamá decía que los niños son más propensos a ver fantasmas.

—¿Que dices? No quiero que Chiara sufra nunca, ni siquiera por un maldito fantasma.»

Desde ese momento todo lo veía diferente, esa idea se quedó en mi cabeza, incluso me emocionaba pensar que no era mi imaginación. Pero cuando regresaba animada al cole para verle, perdía mis esperanzas, puesto que no regresó nunca más. Jamás la volví a ver y eso hacía que mis pesadillas aumentaran.

Fue muy difícil crecer sin ella, no importa cuanto amor me haya brindado mi papi, siempre anhelo escucharla.

Tengo toda su colección de ropa, tengo sus zapatos, prendas, joyas y todas sus pertenencias. La verdad no sé como papá consiguió todo esto. En cada cumpleaños me obsequiaba algo de ella.

Mamá era una modelo reconocida, hermosa y muy elegante. Le encantaba el arte y la literatura erotica, también amaba las fresas al igual que yo, incluso en muchas de sus entrevistas afirmaba ser amante a esa fruta.

Me pregunto que hubiera pasado si ella fuese sobrevivido al parto. ¿Su vínculo con papá hubiese crecido? Creo que entonces él y Ángela no estarían juntos. Sé que papá jamás amó a mi madre biológica, tengo claro todo lo qué pasó con ella, sin embargo me pregunto si algo fuese pasado entre ellos.

Sacudo la cabeza internamente. Adoro a Angie y no puedo traicionarla pensando eso, cuando claramente está casada con papi.

Saco esos pensamientos de mi loca cabeza y me estiro en la cama con pereza. El reloj de mesa me muestra un ocho con veinte minutos, así que me levanto aún somnolienta y voy directo al cuarto de baño para lavarme los dientes y ducharme. Ni siquiera puedo verme al espejo, tengo los ojos casi hinchados por el llanto de esta madrugada, creo que debo parar de hacer eso.

Tardo unos treinta minutos en ducharme e hidratarme la piel, y una vez que termino de colocar mi pijama de nuevo, voy al espejo de cuerpo completo para peinar mi cabello. Aún con la ducha y el agua fría, sigo viéndome como un zombie, las ojeras son imperdonables, jamás volveré a desvelarme viendo una maldita película.

Sobresalto cuando escucho dos toques en la puerta, que se vuelven dos más cuando no hablo, así que solo opto por un "adelante".

La puerta se abre y no me vuelvo hacia el sonido de unas pisadas fuertes, solo sigo peinando mi cabello con cuidado.

Más allá de una caricia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora