Más allá de una caricia

Capítulo final

Chiara.

Es la primera vez, después de mucho tiempo que podemos presentarnos oficialmente como pareja. Mierda.

Es incómodo, incluso extraño.

Pensar en esto es... abrumador.

Pero me gusta la idea de que al fin, Heiner y yo podemos tener nuestro espacio y ya no debemos ocultarnos de nadie.

Papá aún no asimila esto. Se encuentra en negación y odia a Heiner, pero solo por verme feliz, está dispuesto a lo que sea. Toda la familia estuvo de acuerdo con la decisión que hemos tomado el adonis y yo, así que las cosas han marchado de maravilla.

Heiner se encargó de sacar todo obstáculo de nuestras vidas. El último fue Gisela, quien tuvo que presentar cargos y pagar millones por los daños que hizo, tanto psicológicos como físicos, ya que haber derogado a Heiner y manipularlo por más de cuatro semanas, fue algo que le costó y mucho.

Pedí una orden de alejamiento para Sasha, Amelia y Lily, también que alejarán a Gisela de mí lo más que pudieran y así fue.

Ahora después de haber pasado más de dos meses en la finca de Heiner, podemos felizmente anunciar nuestro noviazgo con su familia. Estoy nerviosa, tantas cosas buenas han pasado, que temo que el más mínimo detalle pueda lastimarnos. Pero debemos ser positivos, pensar que haber pasado tantas cosas malas, al fin podemos tener una parte buena.

Heiner y yo no fuimos los mejores, y cometimos múltiples errores, eso lo admito y lo tengo claro. ¿Pero que otra cosa puedo decir? Ninguno iba a renunciar al otro. Somos felices y egoístas, eso es algo que jamás voy a negar.

Desde el sexo hasta los actos más estúpidos, nos han llenado de satisfacción, volviéndonos malditamente adictos e insaciables. Aún cuando papá no hubiera aceptado esto, ambos seguiríamos juntos como sea, porque Heiner no es un perdedor, y yo siempre tengo lo que quiero.

La mano del adonis se entrelaza con la mía por debajo de la mesa. Me mira por unos segundos y sonríe de lado, escuchando atentamente lo que su mamá tiene para decir. En la mesa están todos y me alegro que esta relación la hayan tomado tan bien. Incluso Heidi, quien siempre estuvo de acuerdo, rogando al cielo para que Heiner y yo pudiéramos unirnos.

En la mesa todos sonríen, mientras Sophie Weber da una pequeña charla de motivación para nosotros.

El señor Weber, Gerald, su esposa y la niñera de los niños en un lado de la mesa. Del otro lado están Heidi, Ariana y el hermano menor de Heiner. Todos unidos y sonrientes.

—Yo sí esperaba esto. Algún día mi hijo tendría que sentar cabeza con una buena chica. No espero que se casen aún, es muy temprano. Pero sí quiero de corazón que puedan ser felices y vivir alocadamente hasta el último día —une sus manos y me mira—. Chiara, sé que han pasado cosas, pero ten paciencia. Aquí eres bienvenida.

Levanta la copa y todos tomamos un poco.

—Chiara —Gerald hace un gesto con las manos, algo como una reverencia—. Bienvenida a la familia. Espero que tú sí puedas hacer feliz a un Weber.

—Me hace feliz —corrige Heiner.

De repente me siento incómoda y le doy un vistazo a la esposa de Gerald. Ella fulmina a su esposo y levanta una ceja en manera de reclamo.

Claro.

Estuve al tanto de su última pelea hace unos días. Según Heiner, la mujer es como una versión mejorada de Gisela. Es tan malvada que usa a sus hijos para chantajear a Gerald.

Pobre hombre.

Esta vez se levanta Alex Weber, quien sin mucha molestia, dice las palabras que menos esperé de él.