Capítulo 29

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Chiara.

Una arcada me hace detener por mínimos segundos, pero eso no es un impedimento para que saque la enorme polla de Heiner, quien me folla la garganta hasta dejarme seca.

Un cosquilleo me hace gemir y remover en el suelo, mientras John chupa mis pliegues como un hambriento comiendo su postre favorito.

Heiner gruñe desesperado y con un puñado de mi cabello acelera los movimientos sobre su verga. Mis labios se deslizan por su glande y vuelven a chupar con vehemencia. Cierro los ojos y sintiendo los espasmos del placer que tengo en mi sexo, dejo que ambos hagan conmigo lo que quieran.

John hace maravillas con su lengua ahí abajo mientras Heiner me hace lagrimear con la polla que, aunque haga mi mayor esfuerzo, es imposible lamerla toda.

Jamás, ni siquiera en mis mas turbios sueños, pensé que estaría sentada en la cara de John mientras Heiner me desgarra la garganta con su verga.

Solo, necesito un poco de aire.

Estoy apunto de coger una respiración, sacando su verga de mi boca, pero antes de hacerlo siento como su tibio líquido inunda mi paladar. Heiner gruñe fuerte, halando mi cabello hacia atrás para sacudir su miembro sobre mis labios y regalarme la bofetada que con la mirada, le pido. Solo bastan unos segundos más para que pueda correrme sobre los labios de John, quien me regala otro gemido ronco y placentero.

El adonis se levanta del suelo y con un movimiento rápido me levanta con él, para así tirarme sobre la cama.

Un minuto más y ambos hunden las rodillas sobre la cama. Por un momento me encojo en mi lugar, esperando ser aplastada por alguno de ellos, pero de inmediato pienso que esto me lo busqué por calenturienta y se me pasa.

Me siento asechada, pequeña y como un plato de carne fresca mientras dos lobos debaten por quien comerá primero.

Puedo crear esa imagen mental, la baba chorreando de sus colmillos mientras lamen su hocico. Sus garras apunto de rasgar en lo más a profundo de mí, queriendo lamer hasta la última gota de mi sangre caliente.

Mis codos se apoyan en la cama e intento mantener la calma mientras John me tira a la orilla de ésta. Heiner sonríe posiblemente por el miedo que me corroe por un momento, pero ya no dejaré que se salgan con la suya. Dejo que ambos piensen que estoy nerviosa, cuando en realidad estoy lista y dispuesta a ser partida por los dos.

—De lado —habla  Heiner a mi oído.

Estaba tan sumida que no me he dado cuenta que su posición había cambiado. Ahora está pegado a mi espalda, acariciando la curva de mi cintura.

—De lado y esta pierna levantada —vuelve a ordenar y obedezco—. Vamos a ver qué tanto aguanta este coño. Mi coño —mira a John por unos segundos.

No digo nada, ya que sin previo aviso siento la invasión de Heiner. Mis músculos se tensan y mi estómago da un vuelco cuando lo siento hasta el fondo.

—Mierda...

Abro la boca para soltar un jadeo desesperado, pero también soy invadida por la verga de John, quien aprovecha la distracción para meterla en mi boca.

Mis ojos se cierran por unos segundos, pero vuelven abrirse cuando Heiner pellizca mi pezon erecto y sensible.

Mis gemidos son acallados por la profundidad que ejerce Conner al adentrarse al hasta el fondo de mi garganta. Me folla como un desquiciado mientras Heiner incrementa los movimientos de su pelvis y me da estocadas salvajes.

Mi pierna comienza a temblar y el calambre por dicha posición comienza a impacientarme, sin embargo no hago nada al respecto y permito que ambos me llenen del placer que merezco. Dejo de tocar mi sexo y con premura acaricio las bolas de John, quien gruñe en respuesta.

Más allá de una caricia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora