Chiara.
Los flashes disparan en mi dirección. Cambio de pose y sonrío con diversión, dejando que la cámara capte mis mejores ángulos.
El vestido rosa se ajusta a mis curvas, haciendo un trabajo excelente para cuando quiero dar la vuelta y el camarógrafo vuelva a disparar los flashes.
Litza, mamá de Ángela y mi abuela adoptiva, me mira con orgullo y sonríe conmigo. Se encuentra a unos pasos, verificando que todo marche bien.
Ella es diseñadora de moda, reconocida en muchos países. Su trabajo es maravilloso y por supuesto que antes de anunciar una nueva colección para verano, necesita que sea yo quien modele sus diseños.
Siempre ha sido así.
Viviana está a su lado, también sonriendo con coquetería mientras yo desfilo y poso para la cámara.
Me ha estado acompañando a cualquier lugar. Nos hemos vuelto tan amigas, que aún me sorprende mi nivel de paciencia.
Bueno, también Viviana sabe respetar mi espacio y solo está conmigo cuando yo así lo quiero.
En el colegio mantenemos nuestra relación de profesora y alumna. Pero cuando estamos fuera, hacemos compras, pijamadas, diseñar juntas y hasta salir de fiestas por la noche. Claro, que eso lo hago a escondidas de Heiner.
Joder, me ha costado trabajo encontrar un club y tener la certeza de que él no sea el dueño, ya que no quiero sorpresas. Sin embargo es imposible con Rio persiguiéndome a toda hora gracias a la idea de papá y Heiner.
Me tiene vigilada siempre que salgo de casa.
No niego que me agrada. Rio es un hombre de poco hablar, pero conmigo le toca decir aunque sea dos palabras.
Él ahora está en la esquina del estudio, con una cara de querer matar personas.
La sesión termina más rápido de lo que pensé, así que en cuanto termino con las fotografías, me voy a la cabina para cambiarme. Viviana sigue mis pasos y me hace compañía hasta la puerta de ésta.
—Estuviste increíble —me alaga, como lo hace siempre—. Quisiera acompañarte hasta tu casa, pero tengo mucho trabajo en la mía.
Hago una mueca.
—No te preocupes, puedes hacerlo otro día. ¿Quieres que Rio te lleve?
Ahora es ella quien hace una mueca. No le agrada mi guardaespaldas, de hecho le tiene pánico.
—No, prefiero tomar un taxi.
—Vale.
Se queda un momento pensativa, como si las palabras no le salieran, pero al final habla.
—Chiara, yo... necesito hablarte sobre algo.
Frunzo el ceño, confundida ya que nunca la había visto tan nerviosa.
—Habla.
—Es de tu mamá —sonrío, pensando que es algo bueno que saldrá de su boca—. Ella me hizo una llamada muy extraña. Yo... ni siquiera pude hablar, dijo algo que me dejó pensando por días. Pero, no quería lastimarte.
—¿Que te ha dicho?
—No quiere verte. Pero no te preocupes —dice rápidamente cuando mi rostro se contrae—. Me ha dicho que es por tu seguridad, que no quiere hacerte daño.
¿Que no quiere hacerme daño? Es mi madre, jamás me haría daño.
—Viviana. Debías decírmelo de inmediato. ¿Sabes el amor que le tengo a mamá? La amo, la siento conmigo siempre, y quiero estar con ella. No le pasará nada, lo juro. Y, si es por papá no debe preocuparse.
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Más allá de una caricia
RomancePasión Mentiras Infidelidad Chiara Beltrán se verá atrapada en una situación bastante complicada, donde lo que empieza como un juego, termina en un amor intocable y doloroso.