Capítulo 8

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—Espera, John. —Heiner lo detiene—. Sé que estás ocupado, pero necesito que me hagas un pequeño favor antes de irme a la junta...

—Habla.

—Necesito que te quedes con ella unos minutos. Será rápido.

Este hombre no es nada expresivo y eso me frustra. Quiero observar sus ojos mucho mejor y así fundirme en ellos, al menos saber que es lo que pueden transmitir, pero solo hay... frío, temor y algo que no puedo explicar, es como un ápice de rabia.

Me mira solo por un segundo muy rápido y luego levanta la barbilla en dirección a Heiner, pidiendo algo más.

—¿Quien es ella?

—Soy Chiara Beltrán —me adelanto a decir.

Mierda.

Si antes intentaba buscaba algún gesto de su parte lo he conseguido. Sus hombros se tensan y su mandíbula parece que se va a quebrar. Heiner ejerce fuerza en mi cadera, como si le molestara que dijera mi nombre frente a John. Al fin me mira, esta vez con curiosidad, pero sin dejar su aura oscura y fría. Sus ojos no dejan los míos y cuando pienso decir algo, desvía la mirada y observa a Heiner con lastima.

—Parece que seré invitado pronto a un funeral.

—Oh... no, no es lo que estás pensando, John. Chiara solo...

—No me interesa —lo corta—. Los espero en mi oficina.

Joder. Cállate o mis bragas se van a derretir.

No es fácil estar cerca de dos adonis, y menos si el primero acaricia mi cintura como si fuera su pertenencia.

Mis ideas locas comienzan a encajar en mi cabeza y solo me veo haciendo lo más estúpido y jodidamente excitante que alguna vez pensé hacer. ¿Que más da? Seguir las reglas nunca ha sido mi fuerte. En cambio romperlas, es lo único que me apetece.

***

Quisiera decir que he prestado algo de atención a la charla que mantienen Heiner y John, pero la verdad es que solo me encuentro sumida en el azul profundo de ese jodido hombre.

Aunque bueno, el único que mantiene la conversación es Heiner, ya que John solo asiente y responde con monosílabas. Todo es: sí, no, vale, correcto.

Joder.

Es como si estuviera viendo una versión grande de Franco. Y odio ese tipo de personas, porque aunque John sea un hombre interesante, no deja de frustrarme y cabrearme. He intentado carraspear e incluso hablar por el móvil, pero no consigo que me mire siquiera un poco, solo está centrado en lo que dice el adonis número uno. Los detesto, y detesto que sean tan guapos que no puedo dejar de mirarlos.

Heiner por su lado tiene un perfil maravilloso. Es el hombre más guapo que he visto en mi vida, porque no importa que look tenga, siempre tiene su aura de poderoso, curioso y excitante. Es un hombre que te detendrías a mirar en cualquier lugar, alguien a quien no puedes quitarle los ojos a menos que te sientas intimidada. Sí, Heiner puede llegar a ser tan intimidante como mi padre, solo que ya estoy acostumbrada a eso. Nada me intimida.

John, es misterioso y solo provoca meterse en su cabeza para saber que piensa, ya que es tan tosco, que da miedo. Nada pasa por su mirada, o por sus gestos, siempre son los mismos. No expresa emoción o intriga, tampoco rabia. Solo es él.

Más allá de una caricia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora