Bang Chan pensaba que su vida era buena y que siempre iba a ser así, pero ¿qué pasa cuando aparece aquel chiquillo que lo hace enloquecer?...tal vez ahora su vida es aun mejor.
"Dɪᴏs, ᴘᴇʀᴅᴏɴᴀᴍᴇ ᴘᴏʀ ᴇsᴛᴇ ᴘᴇᴄᴀᴅᴏ ǫᴜᴇ ᴇsᴛᴏʏ ᴀᴘᴜɴᴛᴏ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴇᴛᴇʀ..."
✞ Pare...
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Una sonrisa estaba en su rostro cuando abrió los ojos. Había dormido de lo más genial y lo primero que le llegó a la mente fue Seungmin. Oh aquel chiquillo realmente lo tenía mal.
— Amor, que bueno que despertarte — la voz de Samantha lo saco de sus pensamientos. Traía consigo el desayuno.
Hace mucho que no le traía el desayuno a la cama.
— Si, apenas he despertado — Chan se incorporó en la cama y le miró confundido — ¿Que es todo esto?
Samantha soltó una pequeña risa. — Solo es un agradecimiento, Channie. Quiero agradecerte por aceptar el renovar los votos de nuestro matrimonio.
Entonces Chan recordó todo lo que había sucedido la anterior noche. Los votos. Había aceptado renovar sus votos de matrimonio y minutos después, dejó que Seungmin le practicara sexo oral.
Bang Chan quiso tirarse por un puente.
— Como no iba a hacerlo, Sam — Chan trató de sonreír y tomo un bocado de su desayuno. —... Te amo.
Y si, ese "te amo" sono muy forzado. Samantha lo noto y Chan no sabía si quería que ella se diera cuenta por si sola o que, pero eso estaba logrando.
Samantha se subió a la cama y se posó a un lado de su amado esposo. Lo quería, lo quería demasiado que ni siquiera podía explicar lo mucho que le quería.
— Yo te amo mas, Channie.
Chan solo asintió, otras ocasiones se hubiera puesta a jugar con ella, con el típico "pero yo más" "no, yo más". Esta vez, el rubio siguió comiendo su desayuno. Samantha no le tomo importancia e ignoro el hecho de que a su corazón eso le doliera.
Chan solo estaba cansado ¿verdad? si, solo eso.
Oh Samantha, si tan solo te hubieras dado cuenta a tiempo.
✞
Chan llegaba más que feliz a la iglesia, pareciera que le gustara más estar en esta que en su propia casa con su familia y bueno no iba a negar, así empezaba a ser.
— Luce bien, Sacerdote Bang Chan. — dijo Felix serio y Chan se asusto, aunque Félix fuera una persona cerrada con él nunca había usado el tono rudo.
— ¿Tienes algo, Lix?
Felix soltó la biblia que traía consigo en una butaca de la capilla donde se encontraban y suspiro pesadamente.
— Es solo... Changbin.
— ¿Te molesto otra vez? Dime y puedo ir a decirles un par de cosas — dijo Chan elevando un poco su voz.
