Capitulo 17

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septendecim

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Antes que nada quiero decirles que no soy experta en escribir cosas asi, una disculpa si encuentran algún error. Ahora si, disfruten.

El rubio miraba con deseo el cuerpo de su amante

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El rubio miraba con deseo el cuerpo de su amante. Se sentía deseoso y no podía esperar para poseerlo por completo. Seungmin le miraba de la misma forma, le gustaba que los dos arreglaran sus peleas así.

En un intento por tocarlo, Chan se alejo.

— Oh no mi querido amante — dijo Chan con una sonrisa — Este será tu castigo, no podrás tocarme.

Seungmin quiso bufar pero se sorprendió al sentir como el rubio lo volteaba con rudeza y hacia qué se pusiera de rodillas en aquel sillón.

Chan se pego a su espalda mientras besaba con delicadeza la parte trasera de su cuello, Seungmin cerró los ojos perdido ante aquel toque.

— Mira como tú cuerpo reacciona ante mi, Minnie — dijo Chan en un susurro — ¿Aún quieres ir con Minho? ¿Eh?

Seungmin negó rápidamente. No quería a nadie más. Quería. Necesitaba solo a su sacerdote.

Chan se alejó y con su mano derecha hizo que Seungmin se recostara sobre el respaldo del sillón dejan el trasero de este elevado y pegado hacia el.

Tomo ambas manos del pelinegro y las ato con su cinturón, procurando de no apretar muy fuerte para no lastimarlo.

— No me podrás tocar, Minnie — dijo Chan mientras volvía a atacar su cuello y así pegando su ya creciente ereccion — No quiero que grites, no quiero nadie te escuche, ¿Entendiste?.

El pelinegro asintió lentamente aún con los ojos cerrados mientras acercaba más su trasero hasta su amante, en busca de un toque profundo.

La mano del rubio se movió hasta el botón del jean del pelinegro y lo desabrocho con rapidez, metió su mano en este y tocó también ya la creciente ereccion del pelinegro.

La paredes de aquel recinto sagrado presenciaban cómo ambos hombres estaban tan desesperados por sentir aquel delicioso toque.

Aquel toque de fuego y pecado pero también exquisito. Muy exquisito.

— Solo yo puedo tocarte, Seungmin — dijo Chan bajando en pantalón de Seungmin lentamente y como pudo lo quito.

— Solo tú, mi sacerdote — murmuro Seungmin perdido en la lujuria.

El rubio miró como Seungmin se encontraba aún recostado en el sofa con la boca ligeramente abierta, soltando pequeños jadeos cuando este lo tocaba.

— Pequeño pecador.

El rubio bajo el bóxer de su amante y por fin pudo tener al vista su precioso trasero, que aunque no fuera el más dotado era tan precioso y apetecible.

𓆙Pater Noster ✞ ChanMin ✞ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora