Bang Chan pensaba que su vida era buena y que siempre iba a ser así, pero ¿qué pasa cuando aparece aquel chiquillo que lo hace enloquecer?...tal vez ahora su vida es aun mejor.
"Dɪᴏs, ᴘᴇʀᴅᴏɴᴀᴍᴇ ᴘᴏʀ ᴇsᴛᴇ ᴘᴇᴄᴀᴅᴏ ǫᴜᴇ ᴇsᴛᴏʏ ᴀᴘᴜɴᴛᴏ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴇᴛᴇʀ..."
✞ Pare...
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La misa de día dominical transcurría con normalidad. Este día el encargado de hacerla era el Padre Ashton, quien en estos momentos se encontraba recitando un "padre nuestro".
Chan se encontraba a lado de su esposa e hijos escuchando atentamente la palabra del señor, bueno eso era solamente para los últimos mencionados, ya que Chan tenía su cabeza pensando solamente en una persona.
Seungmin.
No podía ignorar el hecho de que estaba a tres bancas atrás de el rubio y sobretodo con su cuñado Lee Minho, por cual había sido arrastrado desde el momento que le vio.
Chan trataba con todas sus fuerzas no pensar en ello pero de tan solo imaginarse lo encimoso que es Minho, quería alejarlo de inmediato de Seungmin.
Había ya pasado una semana desde que tuvieron una "cita" y desde ahí, tanto como el rubio o el pelinegro, habían estado ocupados. De vez en cuando se veían en los cuartos vacíos y se daban besos inocentes, pero nunca pasaba de ahí.
Bang Chan amaba estar con Seungmin, le traía una felicidad y libertad nunca antes experimentada pero ahí viene un problema, también se sentía mal por su esposa.
El rubio sabía que Samantha comenzaba a estar confundida por la repentina distancia de su esposo y por ello trataba estar con ella, pero ya no sentía la misma conexión de antes.
Fácilmente podría terminar con ella, decirle que ya no era lo mismo. Pero no podía, no podía echar a la mierda tantos años y tantas experiencias por una aventura.
Por qué Chan no amaba a Seungmin para dejarlo todo por él. Le hacía sentir viví, si, pero no amor.
O eso era lo que creía él.
✞
Terminada la misa, como siempre la familia de Bang Chan se encontraba a las afueras de la iglesia, dispuestos en ir almorzar. El rubio ignorando lo que hablaba su mujer con su madre miró a sus hijos, los cuales jugaban entre ellos y Chan se puso sentimental.
Sam y Hyunjin no merecían lo que le estaba haciendo a su madre, pero Chan ya no podía retroceder. Lo intento y el puede jurar por dios que lo intento, pero no pudo.
— ¿Te parece bien entonces, cariño? — le dijo de repente Samantha a su esposo.
Chan le miró confundido. — ¿El que?
— Tu madre dijo que va a tomarse un café con mi madre, quiere llevarse a los niños. Así pasamos un tiempo juntos.
