Bang Chan pensaba que su vida era buena y que siempre iba a ser así, pero ¿qué pasa cuando aparece aquel chiquillo que lo hace enloquecer?...tal vez ahora su vida es aun mejor.
"Dɪᴏs, ᴘᴇʀᴅᴏɴᴀᴍᴇ ᴘᴏʀ ᴇsᴛᴇ ᴘᴇᴄᴀᴅᴏ ǫᴜᴇ ᴇsᴛᴏʏ ᴀᴘᴜɴᴛᴏ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴇᴛᴇʀ..."
✞ Pare...
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La noche fría llego. Y Bang Chan quiso volver a su antigua rutina, quería arreglar un poco el desastre que había causado. No quería levantar sospecha alguna.
Pasó a la panadería como siempre, donde una sorprendida Olivia le recibió y charlo un poco con ella. Cuando llego a su casa vio su pórtico y césped el cual estaba muy bien cuidado, ahora sin ningún juguete afuera.
Una sonrisa se plasmó en sus labios cuando recordó que ahí conoció a Kim Seungmin, desde esa noche le hizo delirar.
Chan se sentía fascinado.
Cuando entro a su casa, el cálido clima lo recibió y se sintió dichoso pero ahora Samantha no se encontraba en la cocina como siempre.
Subiendo las escaleras, llego a su habitación y pudo ver una maleta y un bolso a lado de la puerta. ¿Samantha se iba? y no sabe pero un extraño dolor se plasmó en su pecho.
— Hey, Sam. ¿Que son todas esas maletas? ¿Te vas? — dijo el rubio en un tono preocupado acercándose a la pelirroja que se encontraba leyendo un libro.
— Oh hola, Channie. — Samantha se levantó a darle corto beso en los labios — No me voy, tonto. Vamos a ir contigo ¿lo recuerdas? Como cada año, al retiro espiritual.
Como si un balde de agua fría fuera cayó sobre Chan. El retiro, Samantha. Quiso darse una cachetada, se había olvidado por completo de eso.
— Oh mira es que... — Chan medio sonrio — Este año no podrán ir.
Samantha le miró confundida pero no dejó de sonreír.
— ¿De que hablas, Chan? Cada año vamos, hasta ya tenemos nuestra cabaña reservada.
Chan se sintió de lo peor pero no quería que fueran. Quería pasar este viaje solo con Seungmin, sin su esposa obviamente.
— Lo que sucede es que ya no hubo cupo. Con todo esto de los recién ingresados este año recibimos más, entonces ya no podremos ir en familia.
— Podemos ir en el auto de mis padres. Tú conduces y allá podemos quedarnos en un hotel o compartir la cabaña, sabes que los niños no les importa quedarse con nosotros.
— Que no, Samantha.
— Mira deja mañana le voy a decir al padre Ashton y todo se resolv...
— ¡Que no iras, Samantha! Entiéndelo — sin quererlo Chan había levantado la voz y la pelirroja lo miro más confundida que asustada.
