Cuando Abril entró al lugar, tuvo que fingir una sonrisa de oreja a oreja. En realidad, se sentía una idiota por haber aceptado estar allí. Solo desea volver a su casa. La presencia de una persona al frente, dialogando con uno de seguridad, llamó su atención.
Llevaba algunas horas en las que no veía a Santino y las sentía como si hubieran pasado meses. Tenerlo en frente la hacía desea correr a sus brazos, abrazarlo, besarlo y decirle cuánto lo quiere a su lado, pero eso no podía pasar. Primero, porque defendería al asesino de sus padres y eso demostraba que solo le importa su carrera, su prestigio y no ella y los sentimientos que dice tener. Segundo, que por esa razón es incapaz de querer a cualquiera y aunque se haya enamorado perdidamente, él nunca podrá hacer feliz a nadie porque un hombre como él, que no sintió emociones en su vida, que no sabe lo que es ponerse en el lugar del otro para comprender lo que siente, no es capaz de albergar algún sentimiento en su corazón. Esa noche no solo sería el final de aquel calvario, sino también del final de lo que jamás hubo entre los dos: amor. O de eso se convencía.
El licenciado Rivas no había notado su presencia aún y en cierto modo le ayudó a poder perderse entre las personas del lugar. No deseaba que la viera; no porque lo que quería hacer no podía hacerlo. Aunque no tuvo tanta buena suerte con Gastón.
—Viniste. —La sorprende de golpe; suelta una media sonrisa fingida.
—Si, lo hice —responde sin mirarlo.
Él estaba tan seguro de que arruinaría a Santino que no se le cruzó por la cabeza pensar que ella no tenía intenciones de dañar al hombre que quiere, porque después de todo ¿Cómo no odiar a quién menosprecia sus sentimientos y por dinero y más reconocimiento es que no le importa dejar sin justicia a unas victimas que no tuvieron la culpa de interponerse ante un desalmado que viajaba borracho?
—Bueno, tenemos una mesa reservada —dice y toma su mano, a lo que ella se la saca de golpe y él solo se queda mirándola incrédula. — ¿Por qué me soltaste?
—Porque no vine a vengarme de nadie.
Escucharla hizo que la rabia comenzara a correrle por el cuerpo y concentrarse en sus manos, las que ya tenía en forma de puños.
‹‹¿Cómo que no quiere vengarse de Rivas?›› pensó incrédulo sin aceptar que la mujer a quien quiere su rival no quiere ser parte de su plan.
Los nervios de Gastón y la poca tolerancia a que le digan ‹‹no›› hacían que se vuelva un tanto violento, por lo que enseguida la tomó del brazo con fuerza y se le acercó lo suficiente como para amenazarla.
—A mí nadie me rechaza y la pasa bien ¿Soy claro? —sisea entre diente entre tanto ejerce presión con sus dedos.
—Soltáme si no querés que te rompa los dientes acá, delante de todos —amenaza y sujeta su mano para quitársela sin perder la oportunidad de doblarle los dedos.
Él se queja de dolor; no se lo esperaba.
Abril es del tipo de mujer que no se deja intimidar ni amedrentar por nadie. Su padre le había enseñado a defenderse y su madre siempre, a ella y su hermana, les había inculcado el valorarse a sí mismas por sobre todas las cosas y no dejarse maltratar por nadie bajo ningún concepto y pese a saber que al firmar el contrato con Santino había echado por tierra todo por lo que su mamá luchó por que aprendiera, no se arrepentía si podía hacer feliz a su hermana y verla realizarse a cumplir sus sueños.
—¿Me estás amenazando? —pregunta con una sonrisa siniestra en el rostro al mismo tiempo que va acortando la poca distancia entre los dos —. Vos ¿Una prostituta amenazándome a mí? —La insulta y suelta una carcajada.
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© Poséeme:Éxtasis 1 | DISPONIBLE EN FORMATO FÍSICO POR AMAZON|
RomanceSantino Rivas, es un exitoso abogado de 35 años que no ha perdido un sólo caso en toda su carrera. Se caracteriza por ser un hombre vanidoso, frívolo, narcisista, y por sobre todo alexitimico, es decir, que es una persona incapaz de sentir cualquier...